
La militante socialista Leire Díez a su llegada este martes, a la sede del PSOE. Efe
No hay fontanera que desatasque las tuberías de esta legislatura
Leire Díez es de esos personajes que da España una vez cada lustro, de esos que podrían dedicarse lo mismo a la política que a las tertulias o a las variedades.
De Leires está lleno la historia del PSOE.
De Leire Pajín, fontanera del zapaterismo más atascado a Leire Díez, folclórica del socialismo más turbio, que empieza a ser todo el PSOE en el momento en el que ni Page, ni nadie, se da de baja del partido. Que es la única forma en la que se escenifica el total desacuerdo con la degradación rampante que trota por el Gobierno.
Lo demás es postureo. Cada mañana un escándalo. Cada tarde una escena. Cada día menos ejemplaridad, más incógnitas y menos respuestas, porque en el PSOE no habla nadie.

Aldama, desatado, persigue a la fontanera, Leire Díez, al acabar su comparecencia en un hotel del centro de Madrid.
Hay un pacto de silencio como si Ferraz fuese Corleone en una película de Coppola. Con la diferencia de que esto es España, que es lo que no ha calculado Pedro Sánchez, y la trama le está quedando de Mariano Ozores.
El duelo a garrotazos verbales de Aldama y Leire son las dos Españas... corruptas. Españitas donde el único paraíso es fiscal (y cae lejos de aquí), mientras a los españoles les hacen vivir en un infierno fiscal donde Hacienda no es igual para todos. Que le pregunten a Ábalos.
Leire Díez es de esos personajes que da España una vez cada lustro, de esos que podrían dedicarse lo mismo a la política que a las tertulias o a las variedades. Leire podría habernos dado los mejores ratos televisivos de los últimos años si no fuese tan grave todo lo que le ronda. Como Lola Flores: “No canta, no baila, no se la pierdan”.
Leire, como esas muñecas que por la mañana eran abogadas y por las tardes estrellas del rock. Como un Action Man de las alcantarillas. Ella, de noche, fontanera del PSOE, y por la mañana periodista de investigación con un libro sin páginas en ciernes.
A los muertos o se les embalsama o se descomponen. Y el sanchismo, que Pedro quiso elevar a los altares como si é fuese la nueva piedra de la democracia, hoy es sólo un cadáver corrupto. Porque resulta que no era santa Teresa de Jesús.
Le ha salido Leire al PSOE como Concha Velasco quería ser artista. Convoca una rueda de prensa para vender su historia, en vez de para disculparse. No descarto que en la siguiente anuncie que quiere protagonizar el posado veraniego que dejó desierto Ana Obregón, ir a Eurovisión, presentar La Revuelta.
Ella se ve ya estrella en esta España de corruptos donde cada vez hace falta una astracanada más grande para llamar la atención. Ella, puestos a superar a Aldama, a Koldo, a Ábalos, a García Ortíz y a quien se la ponga por delante, prometía acuerdos con la Fiscalía. Y no los firmaba como si fuesen autógrafos porque no le dieron oportunidad.
Así de atascado está el PSOE.
“O limpiamos esta legislatura o pedimos asilo en Taiwán”. Pero como esta legislatura no se limpia ya ni en seco, ni con Fairy, ni con queroseno, antes de irse a Taiwán quiere cinco minutos de gloria. Porque ya es lo único que le puede dar el socialismo.