La indigente habla sobre la realidad de vivir en la primera planta.

La indigente habla sobre la realidad de vivir en la primera planta. YouTube

Sociedad

Una indigente de Barajas confiesa la razón por la que duerme ahí: "No vas a ver una persona que se esté inyectando"

La grave crisis que afecta desde hace meses al aeropuerto madrileño continúa activa a pesar de las medidas de presión implementadas.

Más información: Marta Gómez, alto y claro sobre los indigentes que duermen en Barajas: "El 40% de los que viven allí tienen trabajo"

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Cada noche, el aeropuerto de Barajas, uno de los más transitados de Europa, se convierte en un albergue improvisado para más de 400 personas sin hogar.

Los bancos, rincones y pasillos de la terminal 4 son ocupados por quienes no tienen otra opción. Un fenómeno, cada vez más visible, que refleja un problema estructural que va mucho más allá.

Y es que para muchos, es mejor que dormir en un cajero o al aire libre. A simple vista Barajas ofrece un espacio cerrado, vigilado y relativamente seguro frente a la violencia que se puede encontrar en la calle. Sin embargo, eso no lo convierte en un lugar habitable.

Un hombre tumbado en el suelo en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, a 12 de mayo de 2025, en Madrid (España).

Un hombre tumbado en el suelo en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, a 12 de mayo de 2025, en Madrid (España). Diego Radamés / Europa Press

A pesar de que siempre se generaliza, entre estas más de 400 personas hay casos muy desconocidos. Como el de esta mujer, quien vive actualmente en la planta superior de la T4.

Tras más de seis meses viviendo en esta conocida terminal, la indigente explica la razón que le llevó a tener que mudarse allí de forma repentina.

"Vivo en el aeropuerto desde hace más o menos seis meses, digo más o menos porque ha habido una señora que tiene la posibilidad económica de ayudar a personas en mi circunstancia y ella me ha ofrecido dos meses en su residencia", cuenta en un vídeo en YouTube, aclarando los periodos que ha pasado en esos pasillos.

Estuvo casada con un hombre al que define como un "psicópata perverso". Aunque comparten un piso, él lo tiene alquilado y ella no puede acceder.

Esta indigente confiesa como es vivir en la terminal.

Esta indigente confiesa como es vivir en la terminal.

La justicia, según afirma ante cámara, no la ha reconocido como víctima, por lo que no cuenta con recursos públicos ni protección especial. Sus dos hijos están en un centro de acogida y ella ha acabado viviendo sola en el aeropuerto.

"Vivir aquí...es algo horrible", afirma sin dudar. Y es que los conflictos con otras personas sin hogar, los problemas de adicciones, las tensiones por el espacio y la falta de privacidad que existe en la terminal convierten el día a día en una constante situación de alerta.

Indigentes durmiendo en Barajas.

Indigentes durmiendo en Barajas. Efe

Y es que convivir en estas circunstancias no es sencillo. Los roces existen. Tal y como detalla esta indigente, en su caso "hay un hombre que me la tiene prometida. Cada vez que yo puedo huyo de él. Lo que me deja tranquila es que está la policía aquí y de alguna manera nos tiene identificados".

No obstante, esta mujer duerme en una zona menos accesible y, según cuenta, no todos pueden estar allí. Hablamos de la primera planta de la T4, ya que la mayoría se concentra en la planta baja, donde los problemas son mayores.

"Aquí arriba, ahora mismo no vas a ver un alcohólico. No vas a ver una persona que se está inyectando. No vas a ver el amigueo que hay entre los que consumen", explica. Dejando claro que en esta zona se respira un ambiente más tranquilo, aunque limitado.

A pesar de que ya es una experta en la zona, durante sus primeras semanas en el aeropuerto, recibió ayuda de dos hombres que la protegieron.

"Mis protectores, los que me cuidaban de alguna manera, eran dos negros enormes que me veían sola, mujer, como decían ellos, desprotegida, desvalida. Y de alguna manera se han considerado mis cuidadores. Pero ahora ellos están abajo. Y yo huyo de estar con ellos. Y no por ellos, sino por estar abajo y la situación que implica", confiesa con sinceridad.

Y es que aunque resulta raro, a pesar de que conviven cientos de personas en un mismo espacio, en el aeropuerto no hay lugar para vínculos. "Yo no tengo amistades aquí. No es un lugar para hacer amistades y te lo avisan", asegura sin tapujos.

Pues como explican la mayoría de personas que viven allí, aunque te sientas asocial es preferible mantenerse en silencio, aislado y evitando conflictos, dejando pasar las horas lo más rápido posible.