Las vidas de los niños y las niñas cambian drásticamente a causa de una guerra. Muchos tienen que dejar su casa, su escuela, a sus amigos. Algunos incluso pierden a sus familias. Otros viven con miedo todos los días. No pueden jugar tranquilos, ni aprender, ni soñar con su futuro. Además, los conflictos bélicos pueden tener graves consecuencias para su salud mental.
En muchas partes del mundo esta es la realidad diaria de la infancia. Según datos de Naciones Unidas, más de 400 millones de niños y niñas viven hoy en zonas de guerra. Todos ellos desarrollan sentimientos de inseguridad e incertidumbre a raíz de la violencia armada y de las crisis humanitarias asociadas, lo que les deja una huella profunda en sus vidas que muchas veces persiste mucho más allá del conflicto.
Por eso, cuidar de los niños y niñas en situaciones de guerra implica no solo protegerlos físicamente, sino también acompañarlos emocionalmente.
Desde Aldeas Infantiles SOS trabajamos desde hace más de setenta años en 136 países diferentes para ofrecer a la infancia un entorno seguro, donde pueden crecer con estabilidad y confianza. Para seguir haciéndolo necesitamos políticas eficaces y sostenibles que estén dotadas de suficientes recursos para su aplicación real.
En España contamos con la Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, conocida como LOPIVI, de cuya aprobación pronto se cumplen cuatro años. Una norma cuya eficacia depende de su adecuada implementación.
Para esto es clave fortalecer la coordinación institucional, asegurar los medios necesarios y adaptar los procesos judiciales a las necesidades de los niños y niñas, evitando que revivan situaciones traumáticas.
Por eso Aldeas Infantiles SOS traslada hoy, lunes 19 de mayo, al Congreso de los Diputados, lugar en el que se aprobó la LOPIVI y desde donde se toman decisiones que afectan a todos los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, un mensaje claro: la infancia necesita paz para crecer, para aprender, para jugar y para vivir con esperanza.
Con la campaña Pisando fuerte por la paz, nos hacemos eco del sentir de tantos niños y niñas que piden seguridad, cariño y entornos libres de violencia. En un mundo amenazado por las guerras, proteger a la infancia es una responsabilidad compartida. La paz no es solo la ausencia de guerra, sino también la posibilidad de crecer en espacios seguros y afectivos.
Escuchar a la infancia es el primer paso para construir un mundo más justo. Todo niño y niña tiene derecho a vivir sin miedo y a crecer rodeado de cuidado y amor. Porque la paz no se construye solo con palabras, sino con pasos firmes, decisiones valientes y acciones concretas.
*** Pedro Puig es presidente de Aldeas Infantiles SOS.