
Según la Agencia Internacional de Energía, teletrabajar dos días a la semana reduciría las emisiones de CO2 en un 40%. iStock
Teletrabajo, duchas más cortas y menos carne: estos son los actos cotidianos que pueden cuidar del medioambiente
Recopilamos los cambios diarios más sencillos de llevar a cabo para proteger el planeta sin dejarse el sueldo en ello.
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El cambio climático es una realidad ineludible. El consenso científico es claro. Como también lo es respecto a que la única manera de adaptarse y mitigar la situación está en un cambio de modelo.
Pero mientras políticos, empresarios y aquellos que toman decisiones ponen cartas (reales) en el asunto, está en manos de la ciudadanía cambiar patrones y costumbres para convertirnos en una sociedad más respetuosa con la naturaleza.
Y es que, aunque sean los grandes cambios —los macro— los que transforman el modelo productivo, los pequeños gestos cotidianos también cuentan.
Tal y como explica un estudio científico publicado en Nature Sustainability, si el 30% de la población global adoptara hábitos sostenibles, las emisiones de CO₂ se reducirían en un 15-20% para 2040.
Así que sí, lo que hagan los grandes contaminadores es vital para el futuro del planeta. Pero también lo que hagamos quienes vivimos en los países más desarrollados.
Más allá de separar residuos, compostar o cambiar los hábitos de consumo para comprar solo lo que necesitamos, desde ENCLAVE ODS recopilamos algunas transformaciones sencillas para mejorar la salud planetaria.
Más teletrabajo
La movilidad sostenible es clave para reducir las emisiones de CO₂ a la atmósfera. Según el Observatorio del Clima de SEO BirdLife, el sector del transporte sería el principal emisor en España.
Supone, por tanto, el 32,6% de las emisiones totales nacionales. Según un estudio del MIT, publicado en 2024, reemplazar los coches de combustión por eléctricos evita 4,6 toneladas de CO₂ anuales en todo el mundo.
Subirse a la bicicleta o al transporte público tan solo tres días a la semana, reduciría las emisiones individuales en un 25%. Asimismo, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), trabajar desde casa 2 días semanales disminuiría la huella ecológica ligada a lo laboral en un 40%.
Menos agua
Se estima que los hogares suponen el 12% del uso total de agua dulce en todo el mundo.
Una acción tan sencilla como cerrar el grifo durante el cepillado de dientes podría ahorrar hasta 12 litros por minuto, según un estudio publicado en la revista científica Journal of Environmental Management.
Por su parte, la misma investigación concluye que las duchas de cinco minutos reducen el consumo de agua en un 60% respecto a los baños.
Otra forma de ahorrar en lo que a recursos hídricos se refiere es la instalación de dispositivos de bajo flujo en grifos. Esto, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), reduciría el uso de agua entre un 30% y un 50%.
La Universidad de California recomienda, además, recolectar agua de lluvia para riego, pues, en climas mediterráneos, "un barril de 200 litros capta alrededor de 7.500 litros anuales".
Asimismo, la misma institución recomienda reutilizar el agua de la cocción de vegetales para regar las plantas.
Menos carne, más verde
La Universidad de Harvard refrenda lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Naciones Unidas (ONU) llevan años recomendando reducir el consumo de carne a dos o tres veces por semana. Esto, disminuiría la huella de carbono de nuestras cocinas en un 40%.
Y es que, como indica una investigación de Science, se estima que la producción de carne bovina genera 60 kg de CO₂ equivalente por cada kilo producido. Por el contrario, las legumbres solo generan 2,5 kg de gases de efecto invernadero.
Muy relacionado con esto estaría el objetivo de reducir el desperdicio de alimentos a su máxima expresión.
Porque, como indican los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), "los hogares españoles desperdiciaron durante el año 2023 —último del que hay datos— un total de 1.183,42 millones de kilos o litros".
Esto supone un incremento de un 1,1% respecto al año anterior. Aunque, matizan, "esta cifra es un 5% inferior a la registrada en 2021" y un 13,2% menos que la de 2020.
"La senda del desperdicio sigue siendo decreciente en el largo plazo", indican desde el ministerio.
En todo el planeta, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se tiran anualmente hasta 931 millones de toneladas anuales.
Algo que, indican desde el programa de la ONU, acabaría si se congelasen excedentes, se planificasen menús semanales en los hogares y se extendiese el uso de apps para compartir comida sobrante.
Eficiencia y circularidad
Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), los termostatos eléctricos —o bombas de frío/calor— programables pueden llegar a reducir el consumo de calefacción/refrigeración hasta en un 12%.
De ahí que la UE lleve años impulsando su instalación (y la consecuente sustitución de las calderas) en el territorio europeo.
Asimismo, las bombillas LED ahorran un 90% de energía frente a las tradicionales.