
Momento en el que varias personas son rescatadas en el puerto de La Restinga, en El Hierro. RTVE
El océano Atlántico se convierte en una fosa común: la ruta migratoria más peligrosa acaba con la vida de 23.786 personas
Con la muerte de cuatro mujeres y tres niñas en La Restinga tras el vuelco de su cayuco, las oenegés estiman ya una cifra de fallecidos "muy difícil de calcular".
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"Nadie pone su vida en riesgo de esta manera si de lo que huye no fuera más inseguro que lanzarse a la deriva y subirse a una patera".
Así de contundente se muestra a ENCLAVE ODS Íñigo Vila, director general de emergencias de Cruz Roja en Canarias, sobre la situación de los 46.843 migrantes que llegaron a las islas por vía marítima el pasado 2024, según los datos facilitados en enero de este mismo año por el Ministerio de Interior.
Con esta cifra, esta ruta migratoria volvió a batir un nuevo récord, poniendo en una situación "límite" a los centros de ayuda situados en distintos puertos y puntos de las islas.
Sin embargo, esta travesía no es sólo la más transitada, sino también la más peligrosa. Así lo demostró el reciente vuelco de un cayuco a orillas del puerto de La Restinga, en El Hierro, donde viajaban 159 personas y de las cuales siete acabaron muriendo (cuatro mujeres y tres niñas).
A falta de estadísticas oficiales de organismos gubernamentales, y un contexto –en palabras de Vila– que "pone muy difícil calcular una cifra exacta", la oenegé Caminando Fronteras apunta más de 23.786 muertes y desapariciones en la travesía hacia Canarias desde que inició sus registros en el año 2018.
Este dato revela, ya no sólo una progresión exponencial de la letalidad de esta ruta, sino una realidad sin precedentes: el océano Atlántico se ha convertido en una fosa común, y el tránsito por sus aguas ya está considerado como el más mortífero del mundo para las personas migrantes.
Una muerte cada 45 minutos
La peligrosidad de esta vía, explica Vila, está marcada "por múltiples factores" pero, al final, todo radica "en la distancia".
"Cuanta mayor trayectoria, más días de navegación y mayor riesgo. Parece obvio, pero es así. Cuanto más tiempo estés en el mar, más probabilidad existe de que pase algo", apostilla.
En este sentido, entran en juego las características del propio medio. En estas aguas, la meteorología cambia muy rápidamente, con un mayor riesgo de tormentas y fuertes corrientes.

Agentes de Policía Nacional y Guardia Civil llevan en la camilla a uno de los migrantes que viajaban en el cayuco que volcó en su llegada al puerto de La Restinga. Europa Press Canarias
Así lo corroboran varios análisis oceanográficos, que apuntan a que los vientos alisios y corrientes marinas se han intensificado un 27% desde 2018.
Otro de los factores a tener en cuenta –por desgracia común en el resto de las rutas migratorias– es también la "precariedad y la sobrecarga de las embarcaciones" (la capacidad media pasó de 50 personas en 2018 a 160 en 2024, detallan los números de Caminando Fronteras).
"La mayoría llegan al puerto en muy mal estado, con algún fallo en el motor que les ha dejado a la deriva. Algunos piensan que el viaje iba a durar 24 horas, y salen sin víveres suficientes", prosigue Vila.
Este cóctel de circunstancias ha hecho de la ruta atlántica un infierno en la tierra, sometiendo a los migrantes a un camino en el que el peaje a pagar es su vida.
Vila habla de "muchos fallecidos", pero no concreta. "Son cifras muy complejas. Nosotros manejamos aquellas que podemos comprobar cuando llegan a puerto, pero no sabemos con exactitud cuántas personas salieron", asegura.
"Vienen desorientados. A veces te dicen que han muerto tres por el camino y que los han tirado al mar, otros dicen que dos, otros que cuatro... Así que en este caso no tenemos control sobre eso, a excepción de los cuerpos que quedan en el cayuco o de las personas a las que hemos atendido y que finalmente han fallecido", revela.
Sin embargo, el recuento de Caminando Fronteras afirma que en 2024 el balance se saldó con 32 muertes diarias en esta vía marítima, lo que equivale a un fallecimiento cada 45 minutos. Además, 47 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro.
Pero estos patrones alarmantes no hacen que el tráfico en esta travesía mengüe. La militarización de las rutas mediterráneas ha conseguido que, de hecho, sea cada vez más transitada, lo que hace latente la "necesidad" y la "desesperación" de estas personas por abandonar su país de origen, afirma Vila.
El perfil de la víctima: hombre mauritano
Según Íñigo Vila, el perfil del migrante que llega a las islas Canarias "fluctúa". Aun así, afirma que lo que predomina es una "amplísima mayoría de hombres".
En una radiografía general, lo que sí se puede asegurar es el de la víctima que muere en su intento de cruzar la frontera.
Si atendemos al criterio demográfico, la mayoría de las personas que murieron en aguas del Atlántico en el año 2024 provenían de Mauritania (6.829).
El resto de nacionalidades varían y/o se desconocen (1.720 aparecen como de origen indeterminado), debido a que esta emergencia migratoria desemboca en una subcrisis de identificación.
Es imposible presentar denuncia en comisaría española sin visado, además de que a las familias les resulta imposible asumir los costes de repatriación del cadáver.
En cuanto al sexo, el 15,7% de los fallecidos eran mujeres y el 6,5%, niños.
*** Datos obtenidos de distintos informes de la ONG Caminando Fronteras
El Hierro, punto clave
Son muchos los que se quedan en el camino, pero también los que llegan. En el último año, las autoridades canarias han denunciado una ocupación del 480% en los recursos de acogida, muy por encima de la capacidad ordinaria.
En este sentido, el director general de emergencias de Cruz Roja asegura que "la propia insularidad no ayuda. Canarias tiene la extensión que tiene, y no es como en la península, donde los movimientos y los esfuerzos son mucho más rápidos. Pero son las cartas con las que tenemos que jugar".

Agentes de Policía Nacional rescatan a uno de los migrantes que viajaba en el cayuco que ha volcado en su llegada al puerto de La Restinga. Europa Press Canarias
En este constante goteo de personas que buscan y consiguen llegar a puerto, la isla de El Hierro se consagra como el punto clave. Como explica Vila, se trata "del punto más occidental". Por lo tanto, es lógico que sea donde más migrantes llegan.
"Las infraestructuras que tiene son las que hay. El aeropuerto es pequeño, el puerto es pequeño... pero creo que hemos mejorado muchísimo, hay que reconocerlo. Pero, ¿estamos preparados de nuevo para otra avalancha? Pues nunca se sabe", confiesa.
"Trabajar el origen"
Y termina por donde empezó: "Nadie quiere abandonar su país y echarse al mar en unas condiciones precarias, al menos que esté completamente desesperado por buscar una oportunidad".
Ya vengan desde Mali, Burkina Faso, Gambia o Senegal, los motivos de huida (casi) siempre son los mismos: crisis sociales, conflictos armados, inseguridad, hambre y falta de oportunidades. Por eso, para Vila, la solución de esta crisis migratoria pasa por "trabajar el origen".
"Nuestro día a día, desgraciadamente, se basa en manejarnos con la incertidumbre. Nunca sabes qué va a suceder, ni cuántos van a llegar y la problemática, en este sentido, se ataja en el origen. Que haya más estabilidad en estos países africanos, para nosotros, es clave", finaliza.