Paul Murray. Foto: Chris Maddaloni

Paul Murray. Foto: Chris Maddaloni

Novela

'La picadura de la abeja', de Paul Murray: vibrante e impulsiva narración de una familia al borde del colapso

El escritor irlandés explora las infinitas contradicciones humanas con una historia épica que mezcla tragedia, humor y ternura.

Más información: Antonio Muñoz Molina: "Leer y escribir con dedicación se está volviendo revolucionario"

Jen Doll
Publicada

En la más reciente novela de Paul Murray (Dublín, 1975), La picadura de abeja –una historia épica que abarca décadas a lo largo de más de 700 páginas–, las cosas son casi apocalípticas para una familia con una suerte más bien escasa, y eso que aún no hemos hablado del cambio climático. Los problemas, podría decirse, vienen del interior de la casa.

1702216f-dbe4-4c36-bafd-e6d2d573b043

1702216f-dbe4-4c36-bafd-e6d2d573b043

La picadura de la abeja

Paul Murray

Traducción de Javier Calvo. Anagrama, 2025. 720 páginas. 25,90 €

La familia Barnes, que en su momento fue adinerada, ha sido golpeada duramente por la crisis de 2008, como “la mitad de las tiendas de la calle principal” de su pueblo irlandés. Pero mientras otros logran estabilizarse, los Barnes se hunden.

El patriarca, Dickie Barnes, dirige el concesionario y taller mecánico que su padre fundó, pero nunca ha tenido talento para las ventas.

Para empeorar las cosas, tras una conversación crucial con su hija sobre el medio ambiente, Dickie prefiere disuadir a los clientes de comprar coches en lugar de venderles uno. Además, hay un mecánico rebelde que roba catalizadores y arruina la reputación del negocio familiar.

En un aprieto crítico, Dickie se ve obligado a cerrar uno de los talleres, e Imelda, su esposa, “la chica más guapa de las cuatro provincias”, empieza a vender a regañadientes sus pertenencias para salir adelante.

Sus hijos –Cass, una adolescente que se emborracha mientras intenta pasar los exámenes finales, y PJ, de 12 años, que pasa los días chateando con un desconocido sobre videojuegos y planeando escaparse– luchan por su cuenta contra sus propios y bien retratados tormentos.

Y estos son solo los problemas superficiales de los Barnes, la punta metafórica de los icebergs que se derriten.

La escritura de Murray es un auténtico placer: impulsiva, perspicaz y llena de observaciones hilarantes

Cada miembro de la familia se enfrenta también a demonios internos, que vamos conociendo a través de capítulos alternos dedicados a cada personaje. En las secciones de Imelda, compuestas por fragmentos de flujo de conciencia sin puntuación (una elección que refleja su falta de disciplina formal), descubrimos que creció en la pobreza con un padre violento; que conoció a su verdadero amor, no Dickie sino su hermano Frank; la trágica muerte de Frank; y la abeja que la picó el día que se casó con Dickie en lugar de él, lo que pareció un castigo… ¿o quizá un presagio?

En las secciones de Dickie, retrocedemos a sus días como estudiante en el Trinity College y los secretos que escondía entonces, que alimentan sus problemas actuales –hay alguien que lo está chantajeando y amenaza con arruinarlo.

Pero en vez de hablar de sus miedos, Dickie está construyendo un búnker en el bosque con el apoyo de su ayudante, Victor, un fanático de la supervivencia apocalíptica. (En un giro tragicómico, el pozo que cavan termina contaminado con E. coli.)

La conflictiva Cass, que estaba segura de haber suspendido los exámenes, logra entrar en Trinity, donde comparte habitación con Elaine, una “mejor enemiga” de primera clase, y reflexiona sobre quién quiere ser. El dulce PJ es acosado por un matón que afirma que su madre fue estafada por el taller de Dickie –y luego es atacado por alguien aún peor.

Todo esto puede sonar sombrío, pero la escritura de Murray es un auténtico placer: impulsiva, perspicaz y llena de observaciones hilarantes. (Como la reflexión de PJ sobre Pet Sematary: “La moraleja de la película es que técnicamente puedes traer cosas de vuelta, pero es un lío y al final probablemente desearás no haberlo hecho.”) Y dentro de esta familia maltrecha, hay momentos brillantes de amor increíble.

A través de los innumerables dramas personales de los Barnes, Murray explora las infinitas contradicciones de la humanidad: lo brutal y lo hermoso de la vida, lo roto y lo lleno de potencial, lo eternamente conflictivo y persistentemente esperanzador.

Sea o no posible cambiar realmente nuestro rumbo, los desdichados Barnes te mantendrán con esperanza, incluso después de acabar la última página de la novela.