Vigo desaparece.

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Vigo desaparece: La ciudad que fue pero que permanece en la memoria y en esta cuenta de Instagram

De la mano de las ilustraciones de estilo constructivista de Hugo Izarra, detrás también del proyecto Vigo Fantasma, rememora algunos edificios y negocios emblemáticos que ya no existen, pero que perduran en los ojos del que se reencuentra con ellos otra vez

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El 7 de septiembre de 2023, Hugo Izarra perdió a su padre y se tuvo que enfrentar, de nuevo, al mundo y a su vida. Lo hacía tras un largo paréntesis en el que se dedicó a cuidar de él a tiempo completo, después de que su progenitor sufriese un derrame cerebral que le dejó parcialmente ciego e impedido del lado izquierdo de su cuerpo el 3 de agosto de 2002, sólo un mes después de terminar la carrera y regresar a Vigo.

Escritor y periodista, Hugo nació en Vigo en 1980 y aquí ha vivido prácticamente toda su vida, en un piso en el barrio de Coia. "Soy escritor y periodista. En teoría, porque no hago ni una cosa ni la otra", incide. Pasó por varios medios de comunicación y por el Gabinete de Comunicación de la Diputación de Pontevedra; además, durante tres años "que parecieron diez", dirigió su propia revista cultural, Standdart. Pero la vida de Hugo ha estado marcada por el cuidado de su padre.

"Mi madre y yo cuidamos de él durante 21 años, un mes y seis días", puntualiza, para añadir que esa es la razón de que, "salvando contadas excepciones", se haya perdido "la historia reciente de la ciudad y casi todos sus cambios".

Es por esto que intentar recuperar ese Vigo antiguo es jugar con su memoria y "también tratar de recobrar los recuerdos de un padre al que ya me cuesta recordar sano", explica Hugo a Treintayseis. Comenzó a crear un archivo fotográfico en sus contadas salidas durante esos años de reclusión, y de ahí nació Vigo Fantasma, proyecto anterior que llevó a cabo durante cerca de un año con otro vigués, Miguel Núñez.

"Vigo industrial, combativo y guerrero"

El germen de esta propuesta es Vigo Desaparece, que cambia las fotos por unas ilustraciones de estilo constructivista, movimiento artístico de la Rusia posterior a la Revolución de 1917, con una paleta de tres colores básicos, rojo, negro y beige, y que eligió para representar el Vigo donde creció, "industrial, combativo y guerrero de los ochenta y noventa", y no el que es un "decorado de Navidad".

Una suerte de álbum para futuras generaciones a través del cual poder entablar conversaciones y convertirse, sin ser su pretensión inicial, en "un componente de preservación identitaria y de arqueología emocional" para los que vienen detrás. Pero también es un cofre que, al abrirlo, desata emociones, nostalgia y recuerdos para aquellos que sienten que ese Vigo todavía les pertenece.

"Me hizo mucha ilusión que los nietos de los dueños de la Librería Galdós se pusiesen en contacto conmigo (cada uno por su cuenta) para saber qué tenían que hacer para conseguir su ilustración. Les dije que ya lo habían hecho: escribirme", cuenta Hugo, que confirma que "ahora cada uno de ellos la tiene en su casa, en forma de lámina".

Le ha pasado también con Fototécnicos, Papo’s, Óptica Lunic, Pastelería Montserrat, Café Viajero y Corner Hut. Pero la más emocionante para él fue la reacción de Morris al ver la ilustración del Viva Zapata, "aquella pequeña cantina zapatista que él y Enma Pino regentaron durante trece años en la calle Martín Códax". "Le hizo tanta ilusión que, nada más verla, la compartió en su galería. En ese momento fue cuando comprendí que tenía algo grande entre manos", profundiza.

La Panificadora y la fuerza de los antiguos letreros

Simbólica también es la ilustración de la Panificadora, "nuestra catedral brutalista"."Su silueta trazada frente al mar, con el sol cayendo por debajo de la pasarela que conduce a los silos, es una postal que define bien lo que fue esta ciudad", describe Hugo, que pone también el contrapunto en su estado actual, "en lo que se ha acabado convirtiendo".

Su sueño, añade, es que en un futuro acogiese un Museo de la Memoria de la ciudad. "Todas las ciudades tienen memoria. Cuando viajamos, seguimos el rastro del pasado. Buscamos huellas de otros tiempos que no conocimos. Sin embargo, cuando se trata de nuestra propia ciudad, miramos hacia otra parte. Y es estúpido, porque del pasado venimos todos. Pero por suerte el pasado siempre espera", reflexiona.

Preguntado por el poder de atracción que tienen los antiguos letreros y carteles, que evocan con tanta fuerza como la música, Hugo considera que "se debe fundamentalmente a que cuando antes alguien abría un negocio, lo hacía con visos de durar". Era "para toda la vida". Para ello, contrataban a profesionales y buscaban "transmitir diferenciación mediante el carácter de la marca", también usando materiales duraderos "como el cristal, el metal, la cerámica, la madera". Ahora, en cambio, "se buscan soluciones rápidas y baratas para salir adelante, invirtiendo la menor cantidad de dinero y tiempo posibles".

Ordenadas a modo de un hipotético ranking, las que más nostalgia han provocado en redes señala que son el Cine Plata, Papo's, la Panificadora, Nova Olimpia, Las Tres BBB y Multicines Centro. Para él es otra, pero que todavía no ha publicado: "Es un lugar muy especial para mí: una cafetería de Coia de lo más insulsa, pero también el lugar donde más feliz he sido en toda mi vida. Se llamaba Santa Mónica. Ahora es una tienda de cortinas y persianas".

Ilustraciones del Cine Plata y las Tres BBB.

Ilustraciones del Cine Plata y las Tres BBB. Vigo Desaparece

Cromos

Igual que Vigo fantasma cumplió su ciclo, seguramente Vigo Desaparece también lo hará. Pero Hugo reconoce que, en ese paso entrevías de ambos proyectos, cuando revisaba la galería de fotos "no podía dejar de sentir un hormigueo extraño de nostalgia y, a la vez, cierto placer estético", que compara con "los cromos que coleccionaba de niño", que sus padres le ayudaban a pegar en sus casillas y aquella sensación de "estar construyendo algo".

Precisamente, los cromos asoman ya como un nuevo horizonte en una cuenta paralela que acaba de abrir: Cromos Locos. Allí, reciben al visitante dos históricos del Celta, Mostovoi y Karpin. Será, como todas las que abre Hugo, una nueva ventana al pasado para no perder la referencia del futuro.