El teniente coronel Víctor Martínez Aísa es el máximo responsable de APROC, el Air-Centric Personnel Recovery Course, el más importante y exigente curso de recuperación de personal en entornos hostiles que existe en Europa. Desde el 19 al 31 de mayo, la base aérea de Albacete celebra este encuentro por quinto año consecutivo.
Allí, la élite militar internacional se da cita para pulir su adiestramiento de cara a futuras operaciones de riesgo. Practican todo tipo de misiones de rescate enfocadas en recuperar personal que ha quedado aislado tras las líneas enemigas y evitar que este sea capturado, herido o presionado por fuerzas rivales para recabar información sensible para sus servicios de inteligencia.
"Pilotos eyectados, convoyes aislados o personal civil en labores humanitarias en peligro son tres posibles ejemplos", ilustra, en conversación con EL ESPAÑOL, el teniente coronel Aísa, también jefe de la sección personal recovery de la Jefatura SAO&PR del Mando Aéreo de Combate (MACOM) y miembro del Ala 48.

Un soldado español durante los ejercicios APROC en la base aérea de Albacete. E. E.
APROC, incide Aísa, no se trata de un mero ejercicio al uso como pueden ser unas maniobras conjuntas de la OTAN, sino un curso de vuelo muy específico enfocado a la formación del personal que integra una fuerza táctica de recuperación o personal recovery task force.
¿Cuál es la alineación aérea para una misión de rescate? Por un lado, debe haber un helicóptero en configuración de autodefensa, es decir, equipado con ametralladoras y sistemas de contramedidas para combatir cualquier posible ofensiva enemiga. Idealmente debe estar acompañado, en formación, de uno o varios helicópteros de ataque que realicen las funciones de escolta, así como de aviones de combate en configuración aire-suelo y otras plataformas aéreas de mando y control.
"A bordo de los helicópteros de rescate se encuentran los equipos de fuerzas de extracción, que son los encargados de identificar y acompañar al personal aislado desde la zona de extracción hasta el helicóptero". Como si se tratara de Rescate tras la línea enemiga, estos soldados de operaciones especiales, que deben haber pasado por la más férrea y disciplinada formación militar, se exponen a una de las operaciones bélicas más delicadas y complejas.
"Lo más crítico de las misiones de personal recovery es el planeamiento", considera el teniente coronel, es decir, la planificación, punto por punto, de la misión. "Esta debe ser lo más exhaustiva posible en función del tiempo disponible y debe contemplar todas las situaciones o contingencias que puedan darse durante el transcurso de la misión. La improvisación debe ser prácticamente nula".

El equipo del teniente coronel Martínez Aísa durante los ejercicios APROC.
Las misiones de salvamento de personal no sólo buscan salvar vidas, sino cumplir también un papel estratégico a medio y largo plazo: proteger el capital humano, cada vez más diezmado por la falta de vocación militar, mantener alta la moral de las tropas y negar al enemigo utilizar al personal aliado como propaganda o como fuente.
El personal militar, incide Aísa, necesita estar en constante formación en cuanto a avances tecnológicos y nuevas metodologías de combate. Por ejemplo, ha comenzado a usar drones para "localizar e identificar al personal aislado, así como para detectar posibles amenazas u obstáculos en la zona prevista de aterrizaje, incluso antes del despegue de los helicópteros de rescate".
Un curso con 'marca España'
La formación en operaciones de recuperación de personal comenzó alrededor de 1998, año en el que inició sus operaciones el Grupo Aéreo Europeo (EAG), una organización internacional de carácter militar formada por las Fuerzas Aéreas de Alemania, Bélgica, España, Francia, Países Bajos, Italia y Reino Unido. En 2001, el EAG hizo sus primeros cursos de formación en este área, aunque no fue hasta 2014 cuando se creó una rama aún más específica, el Centro Europeo de Recuperación de Personal (EPRC), con sede en Poggio Renatico (Italia).
Es el EPRC el que comenzó a celebrar, a partir de 2015, los cursos APROC. Originalmente se realizaban cada año en uno de los países que formaba parte del centro europeo, aunque desde 2021 Albacete fue elegida como sede gracias a un acuerdo entre la EPRC, el Programa de Liderazgo Táctico (TLP) y el Ejército del Aire y del Espacio español.

En el interior de los helicópteros que participan en el curso APROC de la base aérea de Albacete. E. E.
"Contamos con una amplia experiencia en albergar cursos internacionales de vuelo, disponemos de personal altamente cualificado y proporcionamos el apoyo logístico necesario para atender cualquier despliegue internacional de estas características", añade el teniente coronel Martínez Aísa.
El militar español pone como ejemplo las salas de planeamiento y los hangares de mantenimiento y de alojamiento del TLP usados por los militares que vienen de fuera o la vasta extensión de espacio aéreo que hay en Albacete, lo que les permite contar con un espacio aéreo lo suficientemente grande como para albergar a un gran número de aeronaves con distintas características y alturas de vuelo.
"Es ideal en comparación con los espacios aéreos de otros países europeos, mucho más congestionados y reducidos. Además, la celebración del APROC en España contribuye a consolidar al Ejército del Aire y del Espacio como un referente internacional en formación avanzada, interoperabilidad y cooperación multinacional".
Las Fuerzas Armadas españolas, claro, participan en este curso de formación. Lo hacen, tanto como instructores como alumnos, a través del Ala 14, del Ala 48 (a la que pertenece el propio Aísa), de la Escuela Militar de Paracaidismo 'Méndez Parada', del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC), del Ala 23, del Grupo de Seguridad del Cuartel General y la Jefatura de Operaciones Aéreas Especiales y Recuperación de Personal, del Batallón de Helicópteros de Maniobra III del Ejército de Tierra y de la XIX Bandera de Operaciones Especiales de la Legión.

Un helicóptero AS532 Cougar del Ejército del Aire y del Espacio durante uno de los ejercicios del APROC. E. E.

El teniente coronel Martínez Aísa durante la entrevista con EL ESPAÑOL. E. E.
El APROC 2025, además, cuenta con un gran número de medios aéreos nacionales e internacionales. Se han desplegado 14 helicópteros de transporte y de ataque, 6 cazas Eurofighter Typhoon y un avión de mando y control G-550 CAEW, el también conocido como 'avión espía'. Junto a las aeronaves, unos 600 participantes han llegado desde Bélgica, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Rumanía y España.
PREGUNTA.– ¿Qué papel juegan los pilotos españoles en la preparación de las fuerzas extranjeras en operaciones reales de rescate en combate?
RESPUESTA.– El intercambio de experiencias entre las tripulaciones aéreas, en un ambiente internacional como el APROC, resulta recíproco tanto para las tripulaciones españolas como extranjeras. Por ejemplo, el Ejército del Aire y del Espacio entrena habitualmente este tipo de misiones. Cada uno de estos medios aéreos –EF-2000, F-18, NH90, MQ-9– aporta diferentes capacidades que han de integrarse en el conjunto de la misión. La experiencia de integración de estos medios aéreos resulta muy valiosa para el resto de países participantes.
P.– ¿Qué valor tiene el piloto español frente a otros de sus socios europeos?
R.– Si bien hay pilotos de otras naciones con un entrenamiento superior al nuestro, el nivel de los pilotos españoles en materia de personal recovery, tanto a nivel doctrinal como táctico, es considerablemente bueno, por lo que igualmente pueden aportar sus conocimientos a un gran número de países aliados.
P.– ¿Qué novedades se introducen, año tras año, para adaptarse a las nuevas amenazas emergentes?
R.– Al tratarse de un curso de vuelo básico en un ambiente internacional, se prioriza el aprendizaje progresivo antes que cualquier otro tipo de escenario o amenaza. El proceso sería similar a 'gatear, caminar, correr', incorporando tripulaciones más expertas con otras menos experimentadas en cada edición del APROC. Asimismo, cada una de las misiones cuenta con personal instructor con amplia experiencia que supervisa el planeamiento realizado por las tripulaciones.

Vista de un soldado español durante los ejercicios APROC 2025. E. E.
Para poder ser seleccionado como Comandante de Misión de Rescate (RMC), concluye el teniente coronel Martínez Aísa, el piloto en cuestión debe haber participado en alguna edición anterior o curso similar, además de contar con una experiencia previa mínima, tanto en la aeronave –700 horas de vuelo– como en misiones complejas.
"Una vez seleccionado como RMC, el piloto debe ser capaz de liderar el planeamiento y ejecución de una personal recovery task force en al menos una misión de las siete de las que consta el curso, así como actuar de segundo jefe en otra misión. Por ello, este año sólo se podrán certificar 9 pilotos en el curso".