
Separar, el primer paso para reciclar.
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Separar la basura: una acción cotidiana en Galicia con impacto global
Sogama lidera en Galicia este proceso facilitando la recogida selectiva y transformando los desechos en nuevos recursos, energía o compost, combinando tecnología avanzada, economía circular y compromiso ciudadano
En un mundo cada vez más amenazado por el cambio climático y la sobreexplotación de recursos, la correcta gestión de los residuos se ha convertido en una de las herramientas más eficaces para preservar el planeta. El principio de las tres erres (Reducir, Reutilizar y Reciclar) no solo constituye la base de la economía circular, sino también una guía sencilla y práctica para adoptar hábitos sostenibles en el día a día.
Separar adecuadamente los residuos es el primer paso para asegurar un reciclaje de calidad. Aunque las plantas de tratamiento, como el Complejo Medioambiental de Sogama en Cerceda (A Coruña), están equipadas con tecnología avanzada para recuperar materiales reciclables, el trabajo se complica enormemente cuando estos llegan sucios o mezclados con otros desechos. Por eso, la colaboración ciudadana resulta esencial para garantizar el éxito del sistema.
Los 295 ayuntamientos adheridos al sistema Sogama disponen de cinco contenedores principales para facilitar la recogida selectiva: amarillo, azul, verde, marrón y genérico. Cada uno tiene una función específica y conocer su uso correcto es fundamental.
Contenedor amarillo: envases de plástico, latas y briks
Aquí deben depositarse envases de plástico, latas y briks: botellas de plástico, latas de bebidas, tapas metálicas, bandejas de corcho blanco, envoltorios de galletas, tubos de pasta de dientes o briks de leche. Sin embargo, no todo lo que parece plástico es apto para este contenedor. Objetos como biberones, cubos, juguetes pequeños o pañales deben ir al contenedor genérico, mientras que los envases de medicamentos tienen su lugar en los puntos SIGRE de las farmacias.
Estos residuos son enviados a la Planta de Clasificación de Sogama, donde se separan por tipologías y se remiten a los centros recicladores. Los beneficios del reciclaje son tangibles: con 40 botellas de plástico se puede fabricar un forro polar y con 80 latas, una llanta de bicicleta. El residuo se transforma así en materia prima para una nueva vida útil.

Basura que sí y que no debe depositarse en el contenedor amarillo.
Contenedor azul: papel y cartón
Revistas, periódicos, cajas de zapatos, envases de harina o libros pueden depositarse aquí. Pero hay que tener cuidado: los briks, aunque parezcan de cartón, deben ir al contenedor amarillo por su composición mixta de cartón, plástico y aluminio. Tampoco deben introducirse papeles sucios o servilletas usadas, que deben desecharse en el contenedor marrón (si hay) o en el genérico.
El papel reciclado es de excelente calidad y puede reutilizarse hasta siete veces, dependiendo de la longitud de sus fibras. Con ocho cajas de cereales, por ejemplo, se puede fabricar un libro.

Basura que sí y que no puede depositarse en el contenedor azul.
Iglú verde: solo vidrio
El iglú verde está reservado únicamente para envases de vidrio, como botellas, tarros y frascos. No debe confundirse vidrio con cristal: las copas, vasos o bombillas contienen óxidos que requieren otra temperatura de fusión y, por tanto, deben ser gestionados por otras vías, como los puntos limpios.
El vidrio es un ejemplo perfecto de sostenibilidad, ya que puede reciclarse indefinidamente sin perder propiedades.

Basura que sí y que no debe depositarse en el contenedor verde.
Contenedor marrón: materia orgánica
Este contenedor, en proceso de implantación en muchos municipios, está destinado a restos de comida, servilletas usadas (sin grasa), posos de café, hojas secas o cáscaras de huevo. Cerca del 40% de lo que tiramos a la basura es materia orgánica, y su correcta separación permite transformarla en compost, un fertilizante natural ideal para la agricultura y la jardinería.
Quienes viven en viviendas con jardín o huerto pueden optar por el compostaje doméstico, devolviendo los nutrientes a la tierra de forma directa. Una forma de cerrar el círculo y participar activamente en la economía circular.

Basura que sí y que no debe depositarse en el contenedor marrón.
Contenedor genérico: resto no reciclable
Aquí van los residuos no reciclables o mal clasificados: utensilios de cocina, pañales, compresas, juguetes pequeños, colillas o servilletas sucias. Tras su recogida, esta fracción se trata en la planta 4.0 de Sogama en Cerceda, donde aún se recuperan materiales reciclables que hayan llegado por error.
El resto se transforma en un combustible (CDR) que se emplea en la planta termoeléctrica de Sogama, generando electricidad. De hecho, la energía obtenida a partir de estos residuos permite abastecer al 12% de los hogares gallegos. Un ejemplo de cómo incluso lo no reciclable puede tener una segunda utilidad.

Basura que sí y que no debe depositarse en el contenedor genérico.
Separar correctamente los residuos no es solo una cuestión de normativa o de higiene urbana. Es una responsabilidad cívica y ambiental. La Unión Europea ha fijado objetivos ambiciosos de reciclaje para los próximos años, y alcanzarlos requiere la implicación activa de administraciones, empresas y ciudadanía.
Cada botella que se separa, cada papel que se deposita en su contenedor, cada tarro de vidrio que se recicla, cuenta. La suma de pequeños gestos cotidianos es la que hará posible grandes cambios. Y en ese camino, separar bien los residuos es el primer paso. Uno pequeño, sí, pero con un impacto enorme.