Sara Qiu, a su paso por Macedonia.

Sara Qiu, a su paso por Macedonia. Cedida

Protagonistas

Sara Qiu, de Zaragoza hasta la China de sus ancestros en bicicleta: “Pasé dos años pedaleando”

En 2022 se embarcó en la aventura de su vida, que finalizó en enero: "Lo he logrado con la ayuda de las familias que me han acogido".

Más información: El increíble viaje de Ella Maillart y Annemarie Schwarzenbach: dos amigas sin fronteras y una travesía marcada por el 'caos'

Publicada
Actualizada

Hay más de 10.000 kilómetros entre España y China, una distancia que aun en avión resulta larga. ¡Más aún si decides hacer ese recorrido en bicicleta! No, no es un suponer, sino una gran hazaña que tiene nombre y apellido: Sara Qiu.

¿Qué puede llevar a una joven a dejarlo todo para embarcarse en esta aventura? Es tanta la curiosidad que genera su historia que deja sin habla a los que asisten a alguna de sus charlas. La más reciente, las Jornadas IATI de los Grandes Viajes celebradas en Madrid, donde repasó los hitos más importantes de su viaje.

Ella misma se presenta de este modo en Magas: "Me llamo Sara, nací y crecí en Zaragoza y soy de origen chino. A modo muy resumido, estudié administración de empresas y marketing en España y EEUU, y trabajé cinco años en el sector tecnológico".

La zaragozana ha estado viajando más de dos años.

La zaragozana ha estado viajando más de dos años. Cedida

Durante ese tiempo ya viajaba, pero no tanto ni de la misma manera: "Fui a China varias veces con mi madre y mi hermano cuando era pequeña o por mi cuenta. A los 23 ya empecé a hacerlo de mochilera". Y de pronto, un día, una idea se instaló en su mente...

Sara, ¿qué te motivó a hacer este gran viaje?

Fue en la pandemia cuando se coció todo. Sabía que necesitaba un cambio importante en mi vida y me cuestionaba si quería seguir trabajando en el sector privado durante mucho más tiempo. La respuesta era que no.

Por otro lado, empecé a viajar de manera diferente, ya que no se podía salir de España. Así que, en vez de darle importancia al destino, lo que cambié fue mi manera de hacerlo. Descubrí que me gusta viajar de manera lenta —a pie o en bicicleta—. No se trataba solo de llegar al destino, sino de vivir y disfrutar del proceso.

En abril de 2022 empecé mi trayecto de España a Asia, aunque en ese entonces la idea de pasar por China para nada estaba en mis planes. Antes de ponerme en marcha había ahorrado dinero, estuve entrenando un poco físicamente y aprendiendo a hacer vídeos. Mostré activamente mis experiencias bajo el título Journey on the road.

¿Cuántos imprevistos encontraste en el camino?

Muchos. A los diez meses de viaje, cuando ya había recorrido la mitad de Turquía, mi décimo país, ocurrió algo inesperado.

Ese invierno, en enero de 2023, decidí pasarlo en España, para retomar la ruta tres meses más tarde. Dos días después de llegar nos dijeron que mi abuela materna, que vivía en China, había fallecido.

A las dos semanas volé hasta allí y fue entonces cuando vi claro que la aventura debía acabar en Qingtian, en el este del país, el lugar donde nacieron mis padres.

Así fue como decidí incluir toda China en la ruta, descubrir tantas regiones como me fuera posible, y conocer más a fondo la cultura y tradiciones de mis ancestros.

Sara, con una familia de Uzbekistán que la invitó a una boda.

Sara, con una familia de Uzbekistán que la invitó a una boda. Cedida

¿Por cuántos países pasaste y cuánto tiempo tardaste hasta llegar a China?

Pedaleé por 15: el sur de Europa (España, Francia, Italia), los Balcanes (Eslovenia, Croacia, Serbia, Kosovo, Macedonia del Norte, Grecia, Turquía, Georgia), Asia Central (Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán) y, finalmente, China.

Estuve subida en la bicicleta dos años, pero desde que empecé (en abril de 2022), hasta que lo acabé (enero de 2025) transcurrieron tres, pues regresé a Zaragoza dos inviernos y dos veranos. Fue a modo de descanso físico y mental para regresar con más fuerzas.

¿Muchas lesiones?

Aunque es mucho esfuerzo físico, no las he tenido. Al final, con el tiempo acabas escuchando a tu cuerpo, los descansos que necesitas, las distancias que recorres… Yo no pedaleaba tanto al día, entre 40 y 60 kilómetros. Había días en los que no me subía a la bici, sino que visitaba la ciudad o el pueblo, o me quedaba con una familia que me había acogido.

Soy muy aficionada al deporte. En 2018 estaba atravesando un momento difícil en mi carrera profesional, y eso me hizo empezar a correr. Un par de años más tarde empecé a hacer medias maratones, carreras de trail, etc.

También me ha servido mucho la meditación. Empecé a finales de 2021, con un curso en silencio de diez días (Vipassana). Me marcó y me ayudó tanto que, en cada parón de invierno y algún verano a lo largo del viaje en bicicleta, me he vuelto a apuntar a otro.

¿Has experimentado mucha generosidad entre las gentes de los países por los que has pasado?

Sí, he recibido mucha hospitalidad, sobre todo en Turquía, donde estuve pedaleando cuatro meses y medio. La primera noche, pregunté en el pueblo si sabían dónde podía quedarme, y a la segunda o tercera persona con la que hablé, ya me invitó a su casa.

Conocí a su madre, a su hermano, a su hijo, hasta a su periquito. Esa misma noche, mientras cenábamos todos juntos en el suelo, alrededor de una mesita baja y redonda, me di cuenta de que mis miedos se evaporaron.

También me acogieron muy bien en Uzbekistán, que recorrí durante dos meses.

Y hablando de miedos, ¿viviste algún momento difícil o peligroso? Una mujer sola viajando parece que siempre es un plus de riesgo.

Más que miedo o inseguridad. Al principio, sobre todo, había mucha incertidumbre. Por ejemplo, yo, cuando me despertaba, generalmente no sabía dónde iba a dormir esa noche, ni hasta qué pueblo o qué ciudad iba a llegar con la bicicleta.

Tuve un par de ocasiones en las que me hicieron insinuaciones sexuales, pero enseguida se fueron tras amenazarles con que iba a llamar a la policía. Si tenemos en cuenta todos los encuentros que he tenido en el viaje, esto se convierte en algo residual. Pero te das cuenta de que, solo por el hecho de ser mujer, tienes que estar más alerta.

¿Cómo fue la reacción de tu familia en China al ver que habías logrado llegar en bici?

Quise que la fecha del final del trayecto fuera antes del año lunar de 2025, para poder cerrar esa etapa todos juntos. Llegué a Qingtian el 25 de enero de 2025 y mis padres volaron desde España para estar presentes.

A mis abuelos les contamos más hacia el final, que viajaba en bicicleta hasta el pueblo, para que no se preocuparan por mí.

El último día me acompañó la televisión local, con lo que quedó todo grabado y documentado. En la llegada sentí un pelín de agobio, no estaba tan acostumbrada a ser el foco de atención. Pero fue todo bien, nos entrevistaron, y por la noche fuimos todos a cenar.

Sara, ¿qué has aprendido de ti misma durante este viaje de vida?

Muchas cosas de cara afuera, y hacia dentro también. El mensaje más importante que me gustaría transmitir es el siguiente: he pasado por 15 países y he recorrido más de 16.000 km. Si he logrado llegar al destino final es por toda la ayuda que he recibido por el camino.

Me refiero a todas esas personas que han compartido su comida conmigo, me han cedido un sitio para dormir, hemos compartido conversaciones (y por el traductor también) y también su día a día.

Es un verdadero ejercicio de fuerza mental, ¿pensaste alguna vez en tirar la toalla?

A veces, el viaje te lleva a tus límites físicos y mentales. He tenido alguna crisis de ansiedad y también de motivación en varias ocasiones cuando viajaba por China. Ahí me costaba bastante más encontrar familias que me acogieran en sus casas durante los siete meses que estuve.

Fue el único país en el que además de ir en bicicleta, cogí varios trenes, porque las dimensiones son gigantes...

¿En qué ha cambiado tu vida desde esa aventura?, ¿te planeas otra experiencia similar?

En principio, no tengo más viajes largos en mente. Pero este que acabo de terminar me gustaría mantenerlo “vivo”. Me hace mucha ilusión poder seguir compartiéndolo y también me haría mucha ilusión hacer alguna exposición de fotos.

La idea es mostrar a las familias que me han acogido y los paisajes diversos que he visto. Y en el futuro me gustaría escribir un libro.

En lo profesional, estoy buscando unirme a algún proyecto o start-up de impacto social. Me interesa mucho el tema de las migraciones y busco algo relacionado con ello.