Frédéric Laffont, autor de 'La casa de los artesanos' en una ilustración de Magas

Frédéric Laffont, autor de 'La casa de los artesanos' en una ilustración de Magas Laura Stevens y Departamento de Arte de EL ESPAÑOL

Lujos ENTREVISTA

Frédéric Laffont, autor del libro sobre la casa de lujo más discreta: "Accedí a archivos de Hermès que nadie había visto"

Tras siglo y medio de historia cargada de misterio, incógnitas y secretos, la firma francesa de lujo ha abierto, literalmente, las puertas de su casa.

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Sobre este vasto planeta nuestro, la Tierra, se erigen infinidad de monumentos sagrados para los 8.000 millones de personas que lo habitan. Según la religión y la cultura, estos espacios pueden variar, pero algunos de los más reconocidos son La Meca, al oeste del desierto de Arabia Saudí; la Basílica de San Pedro de El Vaticano; la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén; la Sagrada Familia de Barcelona o Notre-Dame, en París.

En un plano menos espiritual -o no-, a tan sólo 4,5 kilómetros de distancia de la última catedral nombrada, se encuentra el 24 de Faubourg Saint-Honoré, un edificio bendito para los amantes de la moda, el savoir faire, el diseño, el lujo y la artesanía: la casa de la familia Hermès.

La aventura de Hermès comienza en 1837 con la apertura del taller de artesano y guarnicioneroThierry Hermès en la rue Basse-du-Rempart de París. Desde el principio, Thierry, con su ojo suspicaz y su tremenda psicología, entendió las expectativas de sus clientes y su deseo de sencillez y ligereza en una ciudad en la que entonces bullían los movimientos modernos.

El número 24 de la calle Faubourg Saint-Honoré en París.

El número 24 de la calle Faubourg Saint-Honoré en París.

13 años más tarde, en 1880, Charles-Émile Hermès, hijo de Thierry, estableció el taller y la tienda en el 24 Faubourg Saint-Honoré. El resto es historia.

Ahora, 145 años después de aquella inauguración, tras siglo y medio de historia cargada de misterio, incógnitas y secretos, la prestigiosa firma de lujo ha abierto, literalmente, las puertas de su casa y ha permitido al escritor y cineasta francés Frédéric Laffont investigar y explorar su mundo desde dentro. Magas lo ha entrevistado.

Bajo el título La casa de los artesanos. 24 Faubourg St-Honoré (Ed. Lumen), el autor, en un relato novelado, ofrece una mirada íntima a la evolución de Hermès desde sus inicios como taller de guarnicionería hasta su estatus actual como ícono de la moda, destacando su compromiso con la artesanía y la innovación.

La casa de los artesanos adentra a los lectores en la gran mansión parisina para narrar la historia jamás contada de una firma mítica y de una familia revolucionaria que cuenta ya con más de seis generaciones.

Portada del libro 'La casa de los artesanos. 24 Faubourg Saint-Honoré', escrito por Frédéric Laffont.

Portada del libro 'La casa de los artesanos. 24 Faubourg Saint-Honoré', escrito por Frédéric Laffont.

A través de las cartas, los diarios personales y los testimonios de la propia familia Hermès y su “tribu” -así es como califica su actual CEO, Axel Dumas, a todos los que forman parte de Hermès-, Laffont teje una delicada y perfecta historia de color naranja que supone una absoluta exaltación de un mundo en vías de extinción y de la filosofía del lujo artesanal.

Frédéric Laffont es reportero, cineasta y escritor. Es un profesional reconocido por poner el foco en temas sociales y culturales. Recibió el Premio Albert-Londres por su reportaje sobre la vida cotidiana en Beirut durante la guerra. Ha dirigido varios documentales destacados, como La Vie devant nous (2022), que aborda la historia desconocida de 80.000 mineros marroquíes en Francia, y Les Mains d'Hermès (2011), sobre la artesanía de la casa de lujo Hermès. 

A lo largo de su carrera, ha sido reconocido por su capacidad para capturar la esencia de las culturas y comunidades que documenta. La casa de los artesanos. 24 Faubourg St-Honoré (Ed. Lumen, 2025) es su último libro.

Frédéric, ¿cómo se sintió al recibir esa llamada en la que le propusieron escribir este maravilloso libro sobre la historia de Hermès, su familia y su hogar?

No fue una llamada. Tuve una reunión con el director artístico de Hermès, Pierre-Alexis Dumas. Quería hablar sobre mi último libro. Ahí vi una posibilidad... Tenía una idea porque ya conocía Hermès desde hace más de 10 años. Me impresiona mucho la relación que tienen los artesanos con su trabajo. Y quería hacer algo con eso. Tenía muchas grabaciones de personas hablando sobre cómo ven su trabajo, sobre lo importante que es para sus vidas y demás. Y le dije: "Vale, tengo una idea, ¿crees que sería posible?".

Él me dijo que no. Durante una semana me dijo: “No hay libros sobre Hermès y nunca los habrá”. Existen libros sobre Hermès que siempre cuentan las mismas historias y han sido escritos por unas u otras razones, pero nunca un libro real. Al tiempo me dijo: "Si estás interesado, tal vez podríamos abrirte las puertas...". Así que fue una especie de invitación después del "no" rotundo. Era imposible decir que no. Rápidamente dije: "¡Sí, claro que quiero hacerlo!".

Y cuando entró por primera vez al 24 Faubourg Saint-Honoré, ¿qué fue lo que más le sorprendió? No como cineasta o escritor, sino como ser humano.

No conocía el Faubourg (la casa) antes de escribir el libro. Y cuando iba, la mayoría de las veces no entraba por la entrada principal, porque hay una entrada especial. Me impresionó mucho descubrir el Faubourg durante la escritura del libro, porque realmente sentí que… no es solo una dirección, ni solo una casa, porque ahora en París todo es "la casa de" algo o alguien.

Por ejemplo, justo enfrente de mi casa hay un hombre que hace pan y pone: "La casa del pan". Pero esa panadería no es una casa, es solo otra fábrica. Esa palabra ya no significa nada hoy en día. Pero en el Faubourg, la palabra maison, "casa", significa algo muy fuerte, porque el bisabuelo de esta generación vivió bajo ese techo. Y sentí que al hacer esta investigación estaba entendiendo lo que realmente era un hogar. Es como si, al abrir la puerta, entraras a un lugar que pertenece a alguien.

La terraza de la tienda Hermès en París, conocida por su jardín en la azotea que incluye una estatua de un jinete montado a caballo.

La terraza de la tienda Hermès en París, conocida por su jardín en la azotea que incluye una estatua de un jinete montado a caballo.

Eso es muy importante, la sensación de hogar a pesar de ser una firma con casi 200 años de historia. ¿Cómo cambió la atmósfera de la casa de la familia Hermès sus ideas preconcebidas sobre su legado y su discreción?

Discreción es una palabra clave de esta "tribu". Por eso no era evidente que este libro llegase a escribirse, pero al final lo logramos. Y sí, creo que lo único que no ha cambiado con el tiempo es probablemente la casa y la dirección del 24 Faubourg Saint-Honoré. Pero eso tampoco es del todo cierto. Antes era una casita en el 24, y ahora abarca el 24, 26, 28, 30, 32… Han construido hacia abajo, hay tres pisos subterráneos. Es cada vez más grande.

El libro empieza cuando solo trabajaban 20 personas allí. Y ahora son más de 26.000. Así que la casa no es la misma. Pero el edificio… hacen todo lo posible para cambiarlo sin cambiarlo. Incluso ahora, aunque no he estado allí en el último año, estoy seguro de que siguen cambiando cosas. Pero deben cambiar sin cambiar, ¿me estoy explicando? Como en la novela El Gatopardo, donde dicen que todo debe cambiar para que nada cambie. Es lo mismo en el Faubourg.

Usted es una persona muy observadora y curiosa, por eso me gustaría saber qué detalle arquitectónico, decorativo o de otro tipo, dentro de la casa, expresó más fuertemente para usted la identidad de Hermès.

Tal vez una columna muy fuerte que sostiene todo… Hablo de la arquitectura del 24, donde están todos los retratos de cinco o seis generaciones de antepasados. No es ostentoso. Cada retrato es diferente. No es un salón de la fama. Es muy discreto y no es fácil de encontrar.

La gente podría imaginar que es algo así. De hecho, yo me lo imagino así.

Sí, pero no lo es. No hay un salón de la fama, ni santuario, ni nada. Incluso se puede caminar sobre el logo, que probablemente es una de las piezas más importantes en el piso de entrada. Todos caminan sobre él. No hay una señal que diga: "Este es nuestro logo. Por favor, respétenlo". Nada de eso. Todos lo pisan.

¿Hubo algún objeto dentro de la casa que tuviera un peso emocional o simbólico especial para usted? En caso afirmativo, ¿qué historia le contó?

Creo que lo más importante es que, en lo más alto del edificio, hasta hoy, hay una silla de montar. Eso creo que es lo más simbólico: todo ha cambiado, pero el lugar de trabajo donde hombres y mujeres hacen sillas de montar sigue en la cima. Estoy seguro de que en el punto más alto del 24 hay una silla de montar o algo relacionado.

¿Cómo navega la familia Hermès entre la privacidad y el mito que rodea su nombre?

Siendo discretos. Al escribir este libro, no estaba claro si se podría hablar de la familia, pero era imposible escribirlo sin hablar de las diferentes generaciones. Por eso me permitieron escribirlo. Axel Dumas, el CEO actual, me dijo: "Hermès se puede ver. No es obvio, pero se puede ver. Hermès es como una tribu con códigos muy fuertes". Eso fue más de un año después de comenzar el proyecto y ahí entendí por dónde ir.

Intenté no escribir una historia oficial de Hermès, no es ese tipo de libro. Tuve acceso a todos los archivos. Me ayudaron mucho. Pasé muchísimo tiempo tratando de entender los límites entre la historia personal y los documentos familiares. Por ejemplo, hay una historia en los archivos con Hermès en Canadá, la nieve, un Cadillac… Tengo cinco o seis versiones. Les pregunté cuál era la verdadera, y me dijeron: "¿Cuántas tienes? ¿Cinco o seis? Entonces todas son verdaderas". Eso no significa que nada sea cierto, sino que lo importante es que estás en una tribu donde hablar es más importante que escribir.

"Hablar es más importante que escribir". Qué interesante eso que dice. ¿Hubo algún silencio que revelara más que las palabras?

Me sorprendió descubrir que no fue una historia lineal de 20 trabajadores que se convierten en 26.000. Es una historia llena de altibajos. Y en los momentos difíciles, la casa estuvo muchas veces a punto de desaparecer. No lo sabía. El silencio sugiere que todo es un solo movimiento, pero no lo es.

Y usted, Frédéric, como alguien acostumbrado a observar todo detrás de la cámara, ¿cómo manejó la carga emocional o intelectual de documentar algo tan íntimo como el interior del 24 Faubourg?

Fue un placer ser una especie de antropólogo con mi pequeña lámpara, viajando a otro lugar. Para mí fue parte del proceso. Solo tenía que cruzar el puente y caminar 30 minutos hasta Hermès desde donde vivo. No era un gran viaje, pero sí una expedición. Y así hice el libro.

Sabía que no conocía la historia, pero tenía acceso a todo este material. Trabajé duro para encontrar esos pequeños vínculos. Era como un rompecabezas con miles de piezas. Ponía una aquí, otra allá, aunque no encajaran al principio. Pero si a mí me sonaban bien, las dejaba. Y no subrayaba nada, no lo hacía obvio. No pienso que los lectores o espectadores sean tontos. Ponía una pieza aquí, otra allá, y estoy seguro de que los lectores pueden llenar ese espacio.

Y sé que tal vez no me dé la exclusiva, pero debo preguntar: ¿cuál fue la decisión más difícil del proceso de escritura, algo que vio o aprendió de Hermès y finalmente decidió no incluir en el libro?

Pasé mucho tiempo investigando la Segunda Guerra Mundial. Aquí en Francia es un tema muy sensible. Pasé meses intentando entender lo que ocurrió. No encontré mucho. Y al final del libro, no entendía cómo era posible que, tras el cierre por el COVID, todo explotara, se duplicara… No lo entendía. Así que traté de investigar, pero honestamente, no puedo decirte que haya algo específico que decidí dejar fuera.

Frédéric Laffont, autor del primer libro autorizado de la familia Hermès.

Frédéric Laffont, autor del primer libro autorizado de la familia Hermès. Laura Stevens Lumen

Esta es una pregunta que siempre hago: ¿qué es el lujo para alguien como usted, que ha estado tan cerca del lujo real, como el de Hermès?

Honestamente, no me interesa el lujo. Creo que soy la peor persona para responder a esa pregunta. Pero encontré la respuesta gracias a Hermès. “El lujo es algo que se puede reparar”. Es una frase de Robert Dumas, jefe de la cuarta generación [aunque originariamente atribuida a Thierry Hermès, el fundador]. Y me quedó muy claro en Ucrania, donde he estado los últimos tres años. No hablo de lujo en Ucrania, pero estuve en un museo pequeñito, el Museo Ivan Honchar. Es como un museo familiar. No sé si existía como tal antes de la guerra. Pero es un lugar donde hoy, ayer y mañana, hacen todo lo posible por preservar algo. Eso es lujo.

Desde el bordado hasta la poesía, los iconos familiares… No hay mucho dinero en el proceso, pero cuando tienes un enemigo que quiere destruirte, el valor de eso es inmenso. Es existencial. Y así fue en el París de después de la Primera Guerra Mundial, o a finales del siglo XIX. El lujo no es solo un objeto precioso. Es algo hecho por el ser humano, una muestra de humanidad, que puede estar en casi nada. Como el pequeño caballo que alguien trajo al Faubourg, hecho por su padre. Dijeron: "Este tesoro solo puede estar aquí". Jean-Louis Dumas respondió: "Gracias por este tesoro". Y para mí no significaba nada. Pero para ellos, era un tesoro. Y tenían razón.

Si el Faubourg fuera un personaje en una de sus películas, ¿qué papel tendría? ¿El malo, el bueno, el pijo...?

No sería el malo, no. Sería un viajero o alguien que está trabajando. Sí, un trabajador.

¿Qué opina de la fiebre por los bolsos Birkin y Kelly de Hermès? Sabemos que son icónicos desde su creación hace ya décadas, pero ahora parecen complementos imposibles de obtener. No puedes ir a una tienda y adquirir uno. Hermès te elige a ti para que te lo puedas comprar. ¿Pagaría 10.000 euros por uno de ellos? ¿Invertiría ese dinero en una de esas dos piezas?

Nunca. No, no lo haría. Yo hice una película sobre eso, en Tokio. En ella, una joven recibía dos Kelly de su madre y no sabía qué hacer con ellos. No le interesaban. Años después, tras la muerte de su madre, fue a la tienda de Hermès en Ginza y preguntó: "¿Qué puedo hacer con estos bolsos?". Estaban en mal estado. Y la dependienta los miró y le dijo: "Creo que estos bolsos quieren vivir un poco más". Y eso lo cambió todo. Eso es, para mí, lo que representa un Kelly, pero no es mi historia...

La película que Laffont menciona en la entrevista forma parte de la serie documental titulada Footsteps Across the World, dirigida por él en colaboración con Hermès. Esta serie presenta diversas historias relacionadas con la marca y sus clientes alrededor del mundo.

Una de las historias destacadas en esta serie es la de Eriko, una joven japonesa que heredó dos bolsos Kelly, de Hermès, de su madre y no sabía qué hacer con ellos. Esta narrativa se centra en cómo los objetos pueden llevar consigo recuerdos y emociones, y cómo las personas se relacionan con estos legados materiales.