Uno de los fundadores de la UCO, Pedro Garrido, en una imagen reciente.

Uno de los fundadores de la UCO, Pedro Garrido, en una imagen reciente. Cedida a EL ESPAÑOL

España INTERIOR

Hablan los fundadores de la UCO: "Hay un interés por desprestigiar, se está poniendo nuestro trabajo en tela de juicio"

EL ESPAÑOL reúne a distintos mandos fundadores de esta unidad de élite que ha sido objeto de ataques y de un complot para sacar trapos sucios. "La UCO siempre ha sido independiente".

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El primer caso que investigó la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil fue el asesinato de Vanesa Mayo, una niña de 10 años de Luanco (Asturias) cuyo cadáver apareció junto a un contenedor. Era 1989 y un ministro del PSOE, José Luis Corcuera, acababa de ungir a la UCO como una de las unidades centrales de investigación policial.

A la cabeza de aquel grupo, y comandando a una decena de agentes, estaba Pedro Garrido Roca. En aquel momento era capitán del área de delitos contra las personas, un equipo que resolvería crímenes como aquel y como el de Alcàsser en la década siguiente, y que contribuiría a que la UCO fuera el emblema del Instituto Armado en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.

Ahora, tras casi medio siglo de servicio, Garrido se ha jubilado de la actividad policial y conversa con EL ESPAÑOL. Para defender a los suyos en el momento más convulso que se recuerda en el seno de esta unidad de élite y de todo el Cuerpo.

El caso de Leire Díez, la fontanera del PSOE que buscaba trapos sucios del capitán que conduce las investigaciones que conciernen al círculo del presidente del Gobierno, les ha puesto en el ojo del huracán. Garrido cree que se debe exigir que les dejen investigar.

"Que puedan trabajar tranquilos, pese a la presión externa, es lo deseable", explica. "En situaciones similares en las que ha habido una cierta presión externa, normalmente ha cundido el desánimo. La defensa que tenemos es hacer bien nuestro trabajo, el que se está poniendo en tela de juicio".

"La UCO ha sido siempre independiente"

El general Garrido no había vivido nunca una situación como la actual: "Veo la clara finalidad de anular las causas judiciales. En Leire sobrevuela la sospecha de la vinculación del Gobierno, aunque tendrá que ser demostrada".

Un gobierno del PSOE la creó y otro ejecutivo del mismo partido dedica sus esfuerzos a menoscabar su reputación, pese a que esta unidad ha demostrado durante años su independencia en cuanto a ideología política.

Tanto que Garrido recuerda que su creación no fue por una decisión ideológica del PSOE, sino por pura necesidad. "No hubo una orden política directa. Fue consecuencia de que en 1987 se pusiera en marcha el real decreto de policía judicial, en el que se establecía el desarrollo de estas unidades de investigación. Desde su fundación, la UCO ha sido independiente de quien gobernase", explica.

La UCO siempre ha observado la misión que tenían delante y se ha centrado en ella. "Esta se ha llevado a cabo con mayor o menor facilidad, pero con arreglo siempre a la disponibilidad de medios. No por influencia de nadie, de ningún Gobierno", dice Garrido.

El coronel señala que si se llega a un conocimiento ajustado de las actividades de Leire Díez y su presunta alianza con la cúpula del PSOE para boicotear a la UCO, estaríamos hablando de actividades que serían constitutivas de delito: "Entraría dentro del tipo de delitos contra la administración de justicia. Atenta contra la libertad de la UCO, cuyos agentes participan en las causas judiciales en calidad de testigos y peritos".

No es la primera vez que el coronel observa esta clase de presiones sobre los investigadores: "Ocurre en todas las unidades. Se superarán, y si afecta al trabajo será precisamente para que tengan una mayor efectividad".

Varios ministros y medios afines al Gobierno han dirigido en las últimas semanas sus ataques contra la unidad que comanda las pesquisas sobre causas tan sensibles como el caso Begoña, el caso Ábalos, el caso contra el fiscal general del Estado o el caso por el que ya ha sido enviado al banquillo David Sánchez, el hermano del presidente del Gobierno.

Otros fundadores de la UCO consultados por EL ESPAÑOL que prefieren mantenerse en el anonimato, lamentan estos ataques: "El interés está en desprestigiar a los investigadores, para que sus pesquisas y lo que haya sido aportado a las distintas causas pueda considerarse pervertido y así poder anularlo".

"Los primeros interesados suelen ser los propios encausados", remarca el general ya retirado. "Lo novedoso de este caso es que de ese interés hayan aparecido personas externas buscando el mismo objetivo".

Pedro Garrido estuvo dos años en la Unidad Central Operativa (UCO), cuando se puso en marcha. Participó en relevantes operaciones y también en la selección del personal. "Nos incorporamos tres oficiales, de tres a cinco sargentos...".

Algunos de ellos, consultados por este periódico, piensan como él. Que la situación se encuentra al límite, pero que el Cuerpo de élite aguantará de forma estoica lo que siga cayendo.

El silencio de Marlaska

Ha pasado una semana desde que cuatro ministros del Gobierno acusaran en falso al excapitán de la Guardia Civil Juan Vicente Bonilla de querer atentar contra Pedro Sánchez con una "bomba lapa" en su coche. El Ministerio del Interior sigue guardando silencio.

Ni Fernando Grande-Marlaska ni la directora del Instituto Armado, Mercedes González, han salido a respaldar el trabajo de esta unidad, cuestionada de facto por miembros del Ejecutivo.

Es más, los ministros, lejos de rectificar, han insistido en el bulo. Tanto Garrido como sus compañeros de inicios de este grupo de élite consideran que unas palabras de apoyo de Marlaska habrían sido de agradecer para la moral de los investigadores.

"Es algo que en cualquier circunstancia viene bien", señala. "Echo en falta alguna intervención en ese sentido", continúa. Otro de los miembros consultados le da la razón: "Más que nada, por señalar hacia el exterior que ese tipo de prácticas van a ser perseguidas. Que no salen gratis. Una comunicación pública no estaría de más".

Cuando Garrido y el resto de fundadores dieron a luz a la UCO, quienes formaban parte de esta unidad llegaban con un alto nivel de capacidad. Había menos medios tecnológicos, pero se contaba con un equipo estelar que cosechó durante años innumerables éxitos.

Desde entonces, muchas cosas han cambiado, pero una no: "La UCO ha demostrado ser una unidad muy efectiva. De la máxima confianza de jueces, tribunales, fiscales".

Uno de los primeros casos en los que tuvo que indagar el ahora general Garrido estaba relacionado con el fraude sobre el IVA en facturas millonarias. Algo similar al caso del fraude de los hidrocarburos en el que se vio involucrado Víctor de Aldama y que conecta, precisamente, con el caso de José Luis Ábalos. La UCO no tiene preferencias. Ni tampoco ideología, indican sus fundadores.