Imagen de Terry Centenario en una publicidad antigua con la malla.

Imagen de Terry Centenario en una publicidad antigua con la malla. E. E.

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El mayor secreto de la red de Terry 120 años después: la decisión de una mujer que creó un símbolo para el brandy

La famosa malla de seda fue un icono del brandy más vendido en España y todo se lo debe a la mujer de uno de sus fundadores.

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Había una publicidad de una marca de brandy en los años 60 que tenía claro que esta bebida era cosa de hombres, un estigma ya enterrado en la actualidad. Sin embargo, lo que seguro que muchos no saben es que uno de los iconos más importantes del brandy más vendido en España, Terry, fue idea de una mujer y trabajo de muchas compañeras durante décadas.

Se trata de la famosa red que envuelve la botella de Terry, del grupo Fundador, que es el símbolo de una tierra, de una tradición y, sobre todo, del ingenio de una mujer para hacer marketing emocional hace 120 años cuando ni siquiera se había teorizado sobre este concepto.

Esta adelantada a su tiempo fue Pepa del Cuvillo, la mujer de Fernando A. de Terry, quien una mañana de 1905 tejió con seda amarilla una malla, como las que hacían las mujeres de los pescadores, y se la puso a una botella de brandy vacía que tenía en casa. Cuando su esposo llegó, se entusiasmó con la idea que distinguía claramente a su brandy de cualquier otro y encima le daba un toque elegante y tradicional al mismo tiempo.

La nueva imagen de Terry con la malla.

La nueva imagen de Terry con la malla. E. E.

Pepa era consciente de la hambruna que había azotado la región ese año y de cómo la pobreza se asomaba a la puerta de muchas de las casas de estas malleras en el Puerto de Santa María. Por eso, hizo que su marido convirtiera a estas mujeres en Penélopes y les encargara la tarea de tejer la malla de Terry que, 120 años después, sigue siendo uno de sus símbolos más distintivos.

Son muchos los testimonios de decenas de vecinas de El Puerto de Santa María que relatan cómo tejer estas mallas de seda les salvó la vida y ayudó a que sus hijas no tuvieran que salir de casa para ir a servir a otros pueblos. Estas mallas fueron el medio por el que entraban cada semana sus buenas pesetas a casa, un salvavidas para muchas.

Pero sobre todo, Terry hizo que centenares de mujeres se incorporaran a un mercado laboral donde su trabajo no era reconocido haciendo único lo que salía de sus manos. Una filosofía que sigue presente en el grupo Fundador, propietario de Terry y creadores del primer brandy de Jerez en 1874.

La unión mallera

Las mujeres de las calles de San Sebastián, Postigo, Capillera y las casas del puerto se reunían en los patios o en las puertas de sus casas a tejer todas juntas las mallas que el hilo y las fuerzas les permitían. Las más mañosas podían llegar a hacer hasta cinco docenas al día.

La forma de tejerlas era con una aguja lanzadera y un clavo que hacía la función de mallero, utilizando el pico de una silla para sostenerlas. Así cualquiera tenía al alcance de sus manos todos esos utensilios ya que la seda, lo más caro y delicado, la proporcionaba la bodega.

Una de las cosas más curiosas es que para marcar la medida de los agujeros de la malla se utilizó un billete de tren de tercera clase de aquella época, de los que valían para ir desde El Puerto a San Fernando, y que permitió que todas marcaran los nudos en los mismos puntos exactos y que las mallas fueran exactamente iguales.

Cuando ya estaba hecho el trabajo, se llevaban todas juntas a la calle de San Juan, donde estaba ubicada la vivienda de los Terry, y enganchadas por docenas se pesaban para comprobar que entregaban la misma cantidad de seda que les habían dado.

Si todo estaba correcto, las mujeres recibían una especie de cheque que podían cobrar, cada lunes, en la misma bodega Terry, al igual que el resto de trabajadores. Unas pesetas que marcaron para bien el futuro de muchas familias de El Puerto.

Aunque la malla amarilla es la más famosa, ya que se utilizó desde 1925 con el Terry Centenario, de las manos de las malleras también salieron fundas verdes, para Competidor; blanca para el brandy V.O.; y rojas y amarillas para el Terry I, en tres tamaños diferentes.

Bodega la Mezquita de Fundador en Jerez, el grupo al que pertenece Terry.

Bodega la Mezquita de Fundador en Jerez, el grupo al que pertenece Terry. E. E.

Terry y Fundador

Esta decisión de Pepa y su marido fue una revolución social hace 120 años pero no sorprendió mucho porque Terry era una bodega que se caracterizaba por cuidar mucho a sus trabajadores. De hecho, muchos cuentan que cuando los sindicatos pedían mejoras sociales en otros sectores, en la bodega ya llevaban tiempo implantadas.

Una visión avanzada que fue justo la que encajó con el grupo Fundador cuando se quedó con la marca del brandy más vendido en España y que ahora homenajean en el 100 cumpleaños de una de sus botellas más famosas, Terry Centenario.

Para este aniversario, la marca ha lanzado una nueva imagen con una etiqueta en la que se resalta la singularidad de la historia del brandy y sus orígenes. Con un color más claro y mucho más limpia, la imagen mantiene los otros símbolos de la marca: el caballo cartujano; ya que la familia tenía una caballería; y el barco, un homenaje al medio de transporte en el que el brandy viajaba a América desde El Puerto de Santa María.

Podemos leer igualmente la fecha 1865, justo el año en el que se creó la primera bodega de Terry, hace ya 160 años.

Además, este rejuvenecimiento en su centenario va unido a una campaña de marketing en la que quieren que todos se "enreden con Terry", aludiendo precisamente a su famosa malla pesquera y a un intento por conectar con un público más joven.