Anat Yasolka Meir es investigadora de la Harvard T.H. Chan School of Public Health.

Anat Yasolka Meir es investigadora de la Harvard T.H. Chan School of Public Health.

Salud

La doctora Meir, experta de Harvard, avisa a España: "Vemos gente que nunca pierde peso pero tiene menos colesterol"

La pérdida de peso es un objetivo a largo plazo que puede convertirse en un imposible, pero se puede mejorar a nivel metabólico sin perder peso.

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Se suele creer que perder peso, o al menos llegar a un peso saludable y mantenerlo de forma constante, es sinónimo de buena salud de forma directa. De hecho, no llegar a dicha pérdida de peso se suele identificar inequívocamente con el fracaso del proceso. Pero las cosas no son tan sencillas.

Así lo sugeriría un nuevo estudio publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology, a cargo de los investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y la Universidad Ben Gurión de Israel: aunque no se pierda peso, sí es posible lograr beneficios cardiometabólicos.

En este caso, los investigadores analizaron los cambios de peso y otros parámetros de salud de 761 personas diagnosticadas con obesidad abdominal en Israel, los cuales habían participado en tres ensayos clínicos de nutrición de referencia en su lugar de trabajo (las cohortes de los estudios DIRECT, CENTRAL y DIRECT-PLUS), con altas tasas de adherencia y un perfil metabólico completo. En cada uno de estos ensayos, los participantes fueron asignados aleatoriamente para adoptar y adherirse a dietas saludables durante un periodo de 18 a 24 meses: dietas bajas en grasas y carbohidratos, mediterránea y mediterránea verde.

Como explica Anat Yaskolka Meir, investigadora postdoctoral del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Chan de Harvard: "nos han condicionado a equiparar la pérdida de peso con la salud, y las personas que se resisten a perder peso a menudo son etiquetadas como fracasadas. Nuestros hallazgos redefinen nuestra definición de éxito clínico. Las personas que no pierden peso pueden mejorar su metabolismo y reducir su riesgo de enfermedades a largo plazo. Es un mensaje de esperanza, no de fracaso".

En este estudio, casi un tercio de las personas que adoptaron y mantuvieron alguna de estas dietas saludables no llegaron a perder peso, pero lograron numerosos beneficios a nivel de parámetros cardiometabólicos, independientemente de su peso, incluyendo modificaciones a nivel hormonal y en cuanto a acumulación de grasa visceral se refiere.

En concreto, asociando todos los ensayos clínicos y todas las dietas, el 36% de los participantes sí logró una pérdida de peso clínicamente significativa, la cual fue definida como perder más del 5% de su peso al inicio del estudio. Por su parte, otro 36% de los participantes logró una pérdida de peso moderada, la cual fue definida como una pérdida de hasta un 5% de su peso inicial. Finalmente, hubo un 28% de los participantes que no perdieron peso, o incluso ganaron.

Como ya sucedería en estudios previos, la pérdida de peso se asoció con diversas mejoras de salud. Por cada kilogramo perdido, se detectó un aumento de un 1.44% de colesterol HDL, una disminución del 1.37% de triglicéridos, una caída del 2.46% de la insulina, una caída del 2.79% de la leptina y una reducción de 0.49 unidades de grasa hepática, además de mejoras en la tensión arterial y las enzimas hepáticas.

Sin embargo, el estudio también objetivó que aquellos participantes que no lograron perder peso, siendo la mayoría de edades más avanzadas, y más habitual en mujeres que en hombres, también notaron mejoras. Se objetivó un aumento de colesterol HDL y una reducción de la leptina, lo que a su vez les redujo la sensación de hambre; además, también redujeron grasa visceral dañina. Por tanto, el peso no lo sería todo.

Como explica la misma Meir, "se trata de cambios metabólicos profundos con consecuencias cardiometabólicas reales. Nuestro estudio demostró que una dieta saludable funciona, incluso cuando el peso no cambia".

Los investigadores también usaron herramientas ómicas de vanguardia y detectaron 12 localizaciones específicas de metilación del ADN que predicen fuertemente la pérdida de peso a largo plazo. Como explica Iris Shai, coautora del trabajo, esto tiene una importancia vital: "Este novedoso hallazgo demuestra que algunas personas podrían estar biológicamente programadas para responder de forma diferente a la misma dieta. No se trata solo de fuerza de voluntad o disciplina, sino de biología. Y ahora estamos a punto de comprenderlo".