Muchas de las personas que duermen en el aeropuerto de Barajas son inmigrantes indocumentados

Muchas de las personas que duermen en el aeropuerto de Barajas son inmigrantes indocumentados Hans Lawrence Ramírez

Reportajes

Juan Ruiz, el 'coyote' de Barajas que ofrece llevar a EEUU a los inmigrantes que viven en la terminal: "Me cobró 26.000 €"

A cambio de dinero, un desconocido promete a sin papeles que duermen en el aeropuerto de Madrid que les llevará hasta Estados Unidos de manera ilegal. Algunos, supuestamente, ya se han ido, mientras que otros están a la espera de que les confirme los últimos detalles del viaje.

Más información: El 50% de los menas que llegan a Madrid entran por Barajas: el 'truco' que usan para quedarse en España

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En medio del centenar de personas sin hogar echados en el suelo de la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Barajas, de Madrid, "Carlos" espera que Juan Ruiz le confirme la fecha y el número de vuelo en el que saldrá de España para irse a Estados Unidos "a probar suerte, porque aquí no me fue bien", dice este colombiano de 34 años y padre de dos hijos.

Juan Ruiz es lo que se denomina en Norteamérica como 'coyote', un individuo que se dedica al tráfico de personas en la frontera entre México y Estados Unidos. Todo de manera ilegal.

En este caso, Carlos, quien prefiere no revelar su nombre real por temor a que las autoridades del aeropuerto le identifiquen, ya le ha pagado 26.000 euros a Juan Ruiz. No fue fácil conseguirlos, detalla, sobre todo porque en España no cuenta con un empleo fijo y sus únicos ingresos proceden de propinas que le dan los turistas en el aeropuerto a cambio de favores, o por 'trabajitos' que hace de vez en cuando.

Algunas personas tienen carteles en inglés para pedirle dinero a los turistas del aeropuerto.

Algunas personas tienen carteles en inglés para pedirle dinero a los turistas del aeropuerto. Hans Lawrence Ramírez

"Yo solo junté 2.000 euros y, en Cali, mi hermana me ayudó con un préstamo, vendió mi coche y sacamos una hipoteca de la casa", relata. El pago lo entregó por partes a Juan Ruiz hasta que lo completó. Le tomó tres meses recoger todo el dinero.

Carlos entregó los últimos 6.000 euros hace unos días en algún punto de Embajadores, donde quedó con Juan Ruiz. "Con eso me dijo que ya podíamos ver lo del vuelo y todo lo del viaje, y que ya me diría cómo va a ser todo", dice Carlos, visiblemente ilusionado.

La ruta para llegar a Estados Unidos, según lo que el coyote le ha adelantado a Carlos, empezará desde Colombia y continuará vía terrestre a través de Centroamérica hasta llegar a México, donde evitará las zonas que están dominadas por los grupos del narcotráfico y el crimen organizado. Una vez en la frontera sur de Estados Unidos, le ayudarán a cruzar de forma ilegal. Todo esto le tomará entre tres y cuatro semanas.

Una vez en tierra prometida, concluirá el servicio por el que Carlos ha pagado tanto y con el que piensa que le cambiará la vida porque confía que en Estados Unidos le irá mejor que en España. "Encontrar trabajo aquí es difícil para los que estamos sin papeles", lamenta.

La última vez que habló con Juan Ruiz, este le explicó que había posibilidad de llevarle directamente en avión a El Salvador o México, pero que todavía se estaba explorando esta ruta. "Antes era por Nicaragua, pero Nicaragua nos pide visa a los colombianos igual que Costa Rica. Como El Salvador y México no nos pide visa, entonces puedo empezar el viaje desde ahí", especula Carlos porque aclara que todo depende de lo que le diga Juan Ruiz.

En esta historia hay muchas preguntas a las que Carlos todavía no tiene respuesta. Él solo confía en que el coyote le llevará a Estados Unidos.

— ¿Confías en esta persona?

— Sí.

— ¿No crees que se trata de una estafa?

— No, porque tengo conocidos que se han ido con él después que pagaron, llegaron y ya están trabajando.

— Con todo el dinero que has pagado, ¿no crees que pudiste buscarte un piso, comprarte un coche o hacer algo aquí en España?

— Es que no tengo papeles. Ese es mi problema.

— ¿Cómo entrarás a Estados Unidos? Si ya nadie puede entrar.

— Eso no sé. Me lo dirá él.

— ¿Pero no entrarás de manera legal?

— No porque no tengo visa.

— ¿No temes que Donald Trump te deporte cuando entres? Porque ahora las cosas con los inmigrantes en Estados Unidos no son como antes.

— Si no me meto en problemas puedo estar bien allá.

— ¿Quién es Juan Ruiz?

— De él no le puedo hablar.

— ¿Él trabaja solo o hay otras personas?

— No sé.

Un coyote misterioso

Juan Ruiz no se deja ver. Muy pocos le conocen y no quieren hablar sobre él. Tampoco llega al aeropuerto para hablar con los inmigrantes, sino que queda con ellos en otros puntos de Madrid. Además de Carlos, el ecuatoriano Marcos Antonio, que duerme en la Terminal 2, conoció a Ruiz hace unos meses cerca del mercado de Antón Martín, cuando se le acercó con la propuesta de recogerle del piso de Barajas y llevarle a Estados Unidos. "Eso fue como en noviembre más o menos", recuerda.

Personas sin hogar durmiendo debajo de unas escaleras eléctricas en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas.

Personas sin hogar durmiendo debajo de unas escaleras eléctricas en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas. Hans Lawrence Ramírez

A este hombre le cobraba 18.000 euros y le prometía volar a Managua, Nicaragua y comenzar el viaje hacia el norte desde ahí. "Era mucha pasta y no me dio confianza", dice este ecuatoriano, quien además no tenía interés en irse de España porque "aunque no me ha ido bien y no tengo un piso donde vivir, me siento mejor aquí, que es un país que ya conozco".

Juan Ruiz es descrito como un hombre de mediana estatura, moreno, con barba y cejas pobladas. De unos 32 o 38 años como máximo. "Tenía como un acento árabe. No era español. A lo mejor era marroquí porque de español no tenía nada”, detalla Marcos Antonio.

Por su parte, Carlos asegura que Juan Ruiz no es el verdadero nombre del coyote porque uno de sus amigos que se fue con él a Estados Unidos le contó que el hombre se hacía llamar así "por seguridad" y que también le parecía que no se trataba de un español. "Tal vez es de Marruecos, de Argelia o de esos países, pero no se ve como que sea de aquí", detalla.

El coyote es tan misterioso que las autoridades ni siquiera han escuchado sobre él. "No he escuchado ese nombre", dice un policía del aeropuerto y aclara que "si hubiera una red de tráfico de personas ya estaríamos con ello porque cuando se sabe de alguna red que está operativa, nos ponemos en alerta para dar con ellos".

El año pasado, cuenta el policía, sí se tenía constancia de una red aprovechada por cientos de africanos que hacían escala en Barajas para volar hacia Latinoamérica y llegar por tierra hacia Estados Unidos.

Desde Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), la empresa que gestiona la terminal aérea de Barajas, dicen que no saben nada sobre las presuntas operaciones de Juan Ruiz o de su red de tráfico de personas, pero que colaboran "con las instituciones que tienen competencia en materia de asuntos sociales y de seguridad". EL ESPAÑOL también consultó a la Policía Nacional, pero hasta el cierre de este reportaje, no obtuvo respuesta.

Las autoridades del aeropuerto les permiten dormir hasta las 6:30 de la mañana en algunos sitios de las terminales

Las autoridades del aeropuerto les permiten dormir hasta las 6:30 de la mañana en algunos sitios de las terminales Hans Lawrence Ramírez

De Cali a Barajas

Carlos es originario de Cali, en el sur del Valle del Cauca, Colombia. En febrero de 2023 se separó de su mujer y cuatro meses después, en junio de ese año, perdió su empleo como carpintero. Tras un año desempleado, decidió migrar a España en marzo de 2024, pero tampoco le fue muy bien.

"Desde que vine no he podido encontrar trabajo porque no tengo papeles y me arrepentí de haberme venido", relata. Los primeros meses dormía en casa de un conocido, pero no podía quedarse por mucho tiempo y a partir de agosto de 2024 empezó a dormir en la calle. Se echaba donde podía. En parques, andenes o jardines, hasta que en septiembre conoció a otro indigente que le dijo que podía irse a dormir al aeropuerto. Desde entonces, Carlos duerme en las terminales. Ahí tiene calefacción, baño y se siente más seguro que si pasara la noche en la calle.

Carlos cuenta que él oyó hablar de Juan Ruiz en diciembre del año pasado cuando charlaba por teléfono con un amigo compatriota suyo que está en California. Ese amigo dormía en el aeropuerto de Barajas y de repente dejó de llegar por las noches a la Terminal 2.

"Un día le escribí y me contó que estaba en Estados Unidos trabajando. Yo no le creía, pero me mandó fotos que estaba trabajando en construcción y le iba mejor que aquí. Yo le dije que me quería ir también y entonces ya me contó que se fue con don Juan", relata.

Ese amigo le contó a Juan Ruiz las intenciones que Carlos tenía de viajar a Estados Unidos. Ruiz le respondió que le vería en un sitio cerca de Ópera, en Madrid, para charlar. "Cuando me dijo el precio me asusté y pensé que no iba a poder, pero lo hablé con mi hermana y mi madre y me dijeron que me iban a apoyar".

Fue entonces que Carlos comenzó a buscar trabajo para ahorrar e incluso en el mismo aeropuerto, pedía dinero a los turistas y algunos le daban propinas porque les ayudaba a cargar sus maletas, a buscar un taxi, y a más de alguno le mostró la ciudad como si se tratase de un guía turístico valiéndose de su precario dominio del inglés. "Ellos me entendían y yo me hacía entender a como podía", cuenta entre risas.

Los días en Barajas

Son cientos de personas las que duermen cada noche en las cuatro terminales del aeropuerto de Barajas. Hombres, mujeres e incluso niños. La mayoría de ellos se echan en el suelo de la T4 sobre una improvisada cama que no es más que un cartón, en un espacio de la planta 1, cerca de la puerta de las salidas de los viajeros.

Es a partir de las 20:00 horas cuando comienzan a llegar para dormir, porque hasta esa hora la seguridad del aeropuerto no les deja echarse en el suelo. Pueden pasar toda la noche ahí durmiendo hasta las 04:30 horas cuando llegan a despertarles, explica Marcos Antonio.

Él se queda en la T1 porque ahí les dejan dormir hasta las 06:30 de la mañana. "Ya son dos horas más", dice.

Estas personas empiezan a llegar a las terminales del aeropuerto a partir de las 8:00 de la noche para dormir

Estas personas empiezan a llegar a las terminales del aeropuerto a partir de las 8:00 de la noche para dormir Hans Lawrence Ramírez

Pero aquí no solo hay inmigrantes. También hay españoles que no tienen dónde vivir. Ninguno quiere hablar con periodistas porque "cuando alguien sale en los medios después vienen los de seguridad a revisarnos y a preguntarnos por qué estamos hablando", comenta. Tampoco quieren que les hagan fotografías y se molestan si uno intenta sacarles una foto.

"Después me identifican y viene la Policía o los mismos que duermen aquí me vienen a decir que no hable porque nos pueden echar a la calle", dice Marcos Antonio. Carlos tampoco se deja captar por la cámara. “No me haga fotos porque me pueden ver los del aeropuerto y ya después no me van a dejar salir”, se excusa.

— Déjame hacerte una foto de espaldas entonces.

— No, no, no. Fotos no por favor.

— ¿Y si te cubres el rostro con tu manta? - le insistimos

— Me van a descubrir por la manta.

Se echan en donde pueden. Sobre el suelo, los bancos o en los espacios debajo de las escaleras eléctricas. Todos cargan con mochilas o bolsos en donde llevan ropa, mantas, comida, cubiertos, libros y demás cosas personales.

En el día, la mayoría se va a otros sitios de Madrid para buscar trabajo, darse una ducha o buscar comida. Pocos se quedan y se confunden entre los miles de viajeros que entran y salen del aeropuerto, y entre los que esperan por sus vuelos. También usan el autobús para moverse entre terminales.

En las mañanas casi no se encuentran a estas personas, pero en la T4 más de alguno se queda durmiendo

En las mañanas casi no se encuentran a estas personas, pero en la T4 más de alguno se queda durmiendo Hans Lawrence Ramírez

Carlos explica que cada mañana él y muchos otros buscan refugios de la Cruz Roja donde les dan comida a las personas sin hogar. También les dan asistencia médica en caso de que lo requieran.

Además, Carlos dice que en Embajadores hay un sitio donde pueden tomar una ducha. “Son 50 céntimos por 30 minutos la ducha”.

En los últimos siete meses que ha dormido en el aeropuerto de Barajas, así han sido los días de Carlos, quien después de pagarle, solo está a la espera de las instrucciones de Juan Ruiz para que lo lleve a Estados Unidos tal y como le prometió.