En España, donde cada día es más habitual que las mascotas sean vistas como un miembro más de la familia, la mayoría de los propietarios que tienen a su cargo un perro desconoce las medidas legales existentes que garantizan su bienestar si ellos, de manera repentina, murieran.
Un estudio realizado por el marketplace mundial de servicios para mascotas Rover.com revela que el 63% de quienes están al cuidado de un perro u otro tipo de animal doméstico no sabe que pueden incluir cláusulas específicas para su protección en el testamento.
Tampoco conocen cómo hacerlo. De ellos, además, un 45% manifiesta interés en informarse sobre los pasos legales necesarios para proteger a su mascota tras su fallecimiento.
Este desconocimiento contrasta con la elevada sensibilidad que despierta el tema: el 94% de los encuestados considera importante asegurar el futuro de su perro cuando ellos no estén, y de ese grupo un 67% lo califica como muy importante.
Sin embargo, solo el 9% ha abordado el asunto con un abogado o notario, mientras que el 91% restante aún no lo ha hecho. Además, un 34% de este último bloque afirma tener intención de hacerlo próximamente.
Y precisamente para ellos, y para los que aún no se lo han planteado aunque están empezando a hacerlo e, incluso, para los que no quieran hacerlo pero sí les despierte algo de curiosidad, desde ENCLAVE ODS exponemos las vías disponibles en nuestro país para que tu mascota esté protegida bajo testamento cuando tú no estés.
Pero, ya avisamos, estos no pueden incluirse como herederos.
Formas de protección
Son varios los mecanismos legales que existen en España para garantizar la protección y el bienestar de las mascotas una vez su dueño o dueña ya hayan fallecido:
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Designar a una persona responsable. Puedes nombrar en tu testamento a una persona de confianza que se haga cargo de tu mascota; será la encargada de su cuidado tras tu fallecimiento.
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Condicionar la herencia. Es posible nominar a un heredero o legatario bajo la condición de que se responsabilice del cuidado de la mascota. Por ejemplo, el heredero solo recibirá la herencia si acepta cuidar del animal, o perderá el legado si incumple esta obligación.
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Asignar fondos para el cuidado. Puedes dejar una cantidad de dinero o bienes a la persona designada para el cuidado de la mascota, especificando que dicho patrimonio se destine a su manutención y bienestar.
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Nombrar un albacea. Se puede designar a una persona encargada de velar por el cumplimiento del testamento para supervisar que realmente se cuide de la mascota conforme a tus deseos.
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Entidades o asociaciones: Si no tienes una persona de confianza, puedes designar a una asociación protectora de animales para que se haga cargo de tu mascota, destinando fondos para su cuidado.
Al preguntar a los encuestados del estudio cómo garantizarían el cuidado de su mascota, 7 de cada 10 dueños optarían por designar un tutor legal en su testamento. Un 21% no incluiría este aspecto en sus últimas voluntades, y un 8% preferiría derivar la responsabilidad a un tercero o a una fundación.
Económicamente, la previsión también está presente: los propietarios destinan de media 3.347 euros para cubrir los gastos futuros de su perro. De estos, el 37% especificaría en su testamento facturas veterinarias, el 35% alimentación, el 34% servicios de guardería o paseadores, y el 29% juguetes o golosinas.
Tutela familiar y vínculo afectivo
Respecto a la persona que asumiría el rol de tutor, el 45% de los encuestados elegiría a su pareja, el 32% a sus hijos y el 14% a sus hermanos, lo que evidencia una confianza mayoritaria en el entorno familiar más cercano.
No obstante, un 16,3% preferiría dejar parte de su herencia directamente a la mascota antes que a algún familiar, un gesto que refleja el fuerte vínculo afectivo con el animal y la percepción de que sus allegados no tienen necesidades económicas urgentes.
"Es importante elegir un tutor que no solo quiera a su perro, sino que entienda sus necesidades únicas, rutina y personalidad", afirma Adem Fehmi, experto en comportamiento canino de Rover.com.
Y añade: "Cuidar de un perro implica garantizar ejercicio, alimentación, atención veterinaria y cualquier necesidad médica o de comportamiento específicos".
"Recomendamos reforzar el vínculo entre tutor y mascota, pasando tiempo juntos con regularidad, para facilitar la transición cuando llegue el momento y asegurar que el perro se sienta feliz, seguro y bien cuidado", finaliza.